¡¡¡Estamos con Usted, Don Carlos!!! (Por @RodMol50) | OneFootball

Un Ídolo es aquel que trasciende a su propio espectro. Es aquel ser cuya importancia va más allá de su propio status y del rol que cumple en la vida. Es aquel que une a grupos sociales diversos en torno a su aura, generando sentimientos, acciones y pensamientos en torno a él marcados por el cariño, la atracción y las nobles expresiones valóricas.

Carlos Caszely está presente en un lugar preponderante dentro de la historia del fútbol chileno. Inmerso en el panteón de los mejores futbolistas chileno de todos los tiempos, el “Chino” es quien mejor conjuga con la definición de ídolo, ya que su existencia es valorada por todos sin distinción de camisetas, escudos o colores. Caszely, identificado plenamente con Colo-Colo y siendo una figura primordial vistiendo la selección chilena, es querido y admirado por muchas y muchos rompiendo cualquier tipo de división. En síntesis, Caszely es un ídolo transversal.

Conocemos de sobremanera el gran legado de Carlos Caszely en el fútbol chileno, uno de los goleadores históricos de Colo-Colo con 171 goles marcados en campeonatos nacionales, 49 presencias en la Selección Chilena con 29 goles marcados, y pasos más que destacados en el fútbol de España, concretamente en el Levante UD y en el Real Club Deportivo Espanyol, donde es considerado como uno de los grandes futbolistas extranjeros que vistió sus respectivas casaquillas.

Más que un futbolista, Caszely se destacó por su gran personalidad, atractiva para el futbolero común, por su valentía para enfrentarse a un régimen opresor que se imponía con mano de hierro en las décadas de 1970 y 1980, y por ser uno de los pocos jugadores en tener opinión propia, no solamente sobre el fútbol, sino también sobre diversos temas de la vida misma, ya sea política, economía, historia, etc. Su aura provocaba rechazo dentro del entorno que rodeaba a la Dictadura de Augusto Pinochet, el cual lo consideraba abiertamente como “un hombre peligroso”. Inolvidable fue aquel episodio inmerso dentro de la campaña por el “No” en pleno Plebiscito que decidiría la continuidad de Pinochet en el poder, cuando acompañó a su madre, la señora Olga Garrido, víctima de torturas por parte de organismos encargados de vulnerar los derechos humanos. Su testimonio fue importante por su coraje, y fue clave en la campaña que llevó a la derrota del Dictador en octubre de 1988.

El exfutbolista francés, Eric Cantoná, realizó una serie de documentales llamados “Rebeldes del Fútbol”. Uno de aquellos rebeldes fue Carlos Caszely, quien reconoció en aquel documental que “si no hubiese tenido el carácter lo suficientemente valiente para enfrentarme al Régimen Militar, hoy sería una más de sus miles de víctimas”. Caszely es una mezcla de coraje y rebeldía, la cual le permitió sobreponerse a variadas situaciones adversas, como cuando, por una orden directa de la Dictadura, no fue convocado a las Clasificatorias del Mundial de Argentina 1978, o el consabido episodio del penal perdido ante Austria en el Mundial de España 1982, cuando desvió su remate junto al poste derecho de la portería de Friedrich Koncilia.

El “Rey del Metro Cuadrado” no solo brilló dentro del campo de juego, también fuera de él. Su carisma lo ha caracterizado en forma permanente y le ha permitido desarrollar diversas dotes. Caszely ha sido un artista de muy buen nivel, destacándose como actor, comediante, bailarín, guionista, cantante, poeta. Ha sido un referente para varios conjuntos musicales, en especial aquellos vinculados con el Rock y la música Punk, como Los Miserables o Parkinson. Igualmente, el Chino se ha destacado académicamente, ya que se tituló como Profesor de Estado en Educación Física en la Universidad de Chile y Administrador de Empresas, titulado en la Universidad de Navarra, España. Esto le permitió ser Director de un Establecimiento Educacional en la comuna de La Florida. Caszely también trabajó como comentarista deportivo, siendo importante su paso en las pantallas de Megavisión (actualmente Mega), donde comentó los partidos de Colo-Colo en la inolvidable campaña que llevó a los albos a obtener la Copa Libertadores en 1991.

Don Carlos tuvo un gran amor en su vida: María de los Ángeles Guerra. La ex tenista conoció a Caszely en el Instituto de Educación Física, Deportes y Recreación de la Universidad de Chile. Después de trece meses de pololeo, se casaron en 1973, un matrimonio que duró casi 50 años, colmado de un amor inquebrantable. Doña María de los Ángeles era el alma gemela de Don Carlos, una compañía incondicional que trascendió distancias, épocas difíciles y diversos proyectos. Fue su perfecto complemento en cuanto a coraje y valentía, entereza y amabilidad. “Ella estuvo al lado de Carlos en los momentos difíciles, siempre lo apañó y más en las malas que en las buenas. En las buenas siempre hay gente alrededor, pero en las malas no hay nadie. Solo se tenían ellos dos“, declaró en su momento el relator Vladimiro Mimica, que conocía muy de cerca al matrimonio.

Lamentablemente, María de los Ángeles, la esposa del “Gerente”, falleció en el año 2022, un 22 de febrero, víctima de un maligno cáncer en su columna vertebral.

Hace unos días, Carlos Caszely estuvo invitado a un programa de farándula donde expuso como ha sido sobrellevar la muerte del amor de su vida y como ha sido vivir su duelo. Nos conmovieron sus palabras cuando esgrimió frases sobre su pérdida devastadora. Tal vez la oración más conmovedora fue: “Ella está bien, ella está feliz, me quiero ir para allá, aquí estoy pagando contribución, estoy pagando AFP, estoy pagando TAG, entonces, me quiero ir, quiero irme a donde está ella. Después viene el recuerdo de los hijos, de los nietos y los amigos, digo, todavía no. Todavía no, un poquito más”.

Posterior a la entrevista realizada a Don Carlos, se originó un debate a raíz de un comentario esgrimido por una panelista del programa, la cual señaló que “uno se tiene que dar el tiempo para llorar, pero en mi casa me enseñaron que máximo son tres días, porque la vida continua y uno no puede ser egoísta con tu familia y tu alrededor”. Este comentario provocó el rechazo de los espectadores del programa, como así también de admiradores de Caszely, quienes manifestaron su enojo y su molestia con diferentes opiniones, epítetos y posteos en redes sociales.

Respetando que existe la libertad de expresión ante diversos temas, como así también la postura de quienes presenciaron el programa o leyeron las declaraciones de la panelista del programa de farándula en diversos medios, esta mezcla de desatino, inhumanidad y poca capacidad de filtro al emitir una opinión no es algo que se le debe adjudicar a una sola persona, sino más bien es consecuencia de un escaso desarrollo valórico que afecta a nuestra sociedad en el Chile posmoderno que vivimos hoy en día.

Nuestra sociedad adolece de afectividad, criterio e inteligencia ante temas que son sensibles, tales como, por ejemplo, la muerte de un ser querido. Esta insensibilidad se manifiesta en frases poco afortunadas tales como “la vida sigue” o “el show debe continuar”, lo cual refleja la ausencia casi absoluta de valores esenciales como el respeto, la empatía y la tolerancia, como así también no entender lo que significa la resiliencia, es decir, adaptarse a la adversidad, la tragedia o el trauma de perder a alguien que es importante, especial o significativo en tu vida. Entonces vamos a encontrar a personas que, por ejemplo, se van a mofar de una persona que sufre de una grave enfermedad, o que le van a desear la muerte a una persona solo por pensar, sentir y actuar de manera diferente.

Estamos inmersos en una crisis valórica casi absoluta, consecuencia de un ambiente de polarización que ha dividido a nuestra sociedad en sectores comandados por el odio. A esto se agrega que los preceptos están tanto errados como trastocados, y el enfoque de vida no apunta hacia un horizonte que puede darle beneficios a una persona hacia el futuro y solo apunta a un presente forzosamente inmediato. A tal punto que, por ejemplo, se llegó a tildar a una delincuente común como “influencer”.

(Influencer: Persona que ejerce una influencia positiva sobre otros, contribuyendo a mejorar su calidad de vida).

Debe llegar el día en que esta realidad que nos rodea debe cambiar. Para que esto suceda, debe retomarse la formación valórica tanto en el hogar como en diversos estamentos (iglesias, cultos religiosos, establecimientos educacionales, clubes de diversa índole). Fortaleciendo valores como el respeto, la empatía, la tolerancia, actuando con resiliencia ante distintas situaciones adversas y aceptándonos en forma positiva e incondicional, podremos dar diferentes pasos que apunten a la formación integral de la persona y al reencuentro como sociedad, lo cual nos permitirá a mujeres y a hombres pensar, sentir y actuar no solo con más inteligencia ante distintas situaciones, sino con mayor criterio y tino ante diversos temas que son de interés para nuestro entorno social. El cuidado del lenguaje y el fortalecimiento del pensamiento crítico nos permitirá recrear entes individuales y sociales fuertes y que no se dejen dominar por el libertinaje de expresar ideas absurdas e incoherentes, plagadas de ignorancia, las cuales solo nos causan daño y nos dividen como país.

Don Carlos, viva su duelo como usted lo estime conveniente o desee hacerlo. Usted es un hombre libre y puede manifestar su pena de la forma que usted quiera. Nadie puede venir a criticarlo ni posee el derecho de emitir juicios o dar clases de como se debe vivir el dolor de perder un ser querido. Ignore aquellas insólitas y desafortunadas opiniones que no contribuyen a nada. Somos muchas y muchos quienes lo admiramos, como deportista y como persona.

Me quedo con esta opinión de @mrhitchcok, twittero hincha de la Universidad de Chile que señaló en su red social lo siguiente: