
La Galerna
·22. Mai 2025
Luka no se va, hombre

La Galerna
·22. Mai 2025
Miro a mi alrededor con estupor cómo millones de madridistas andan hoy con congoja. Comparten videos, fotos y sentidos homenajes salpicados de #GraciasLuka por todas partes. “Se va Luka”, dice alguien por aquí al lado con la voz entrecortada, y de verdad que me cuesta creer lo poco que hemos aprendido en todos estos años.
No, señores, Luka no se va. Me da igual lo que diga el comunicado oficial del club, lo que diga el propio 10 en su Instagram. Luka no se va del Madrid porque el mero concepto de que eso ocurra es impensable, como la posibilidad de que sobren croquetas en una cena. Igual que no se han ido Kroos, Nacho o Marcelo. Ni se fueron nunca Gento, Santamaría, Pirri o Stielike.
El Madrid no es un club de fútbol: el Madrid es una herencia. Porque fueron, somos; y porque somos, serán. Sí, muchos jugadores han pasado sin excesiva gloria por los 123 años que han contemplado las redes de O’Donnell, Chamartín y el Bernabéu. Cientos de ellos, me atrevería a decir, de los que apenas sabríamos decir, si acaso, el nombre. Muchos de ellos incluso habrán marcado goles, pero, chico, es que esto es otro nivel. “¿Otro nivel con respecto a qué?”, escucho por el fondo. Otro nivel con respecto a todo lo que existe, así de simple (y rotundo). Jugadores semianónimos como los hay en todos los sitios. Pero hay un buen puñado de elegidos, y qué puñado, que llegaron y nunca se fueron.
No se fueron porque sin Zamora el Madrid no sería lo que es hoy. Sería algo muy parecido, quizás, pero no exactamente lo que es hoy en su totalidad, porque faltaría alguna parada espectacular que levantó de su asiento a un niño que decidió hacerse portero después de verla, y que no decidió, porque eso ya lo tenía destinado, estar enamorado del Madrid hasta el fin de sus días.
No se fue Juanito, porque sin Juanito faltaría un gol de garra y un pedacito de una remontada imposible que puso los pelos de punta a los nuestros y a los otros y quizá allanó el camino para que ayer, o pasado mañana, remontáramos una eliminatoria salvaje porque “eso es lo que hace el Madrid”.
Luka no se va porque no puede. Se puede ir el que está, pero no el que es
No se fue Zidane, porque sin Zidane habría controles y regates que nunca hubieran existido y sinceramente sería una faena hacerle algo tan feo a un deporte tan bonito.
No se fue don Alfredo (y aquí no me sale ni exagerar). No se fue porque no entenderíamos lo que somos sin la Saeta dominando Europa como un rayo blanco y hermoso hace tanto y a la vez tan poco.
No se fue Amancio, no se fue Cristiano, no se fueron Raúl, Karim, Míchel, el Buitre, Mijatovic, Laudrup, Camacho, Hugo. Ya entienden por dónde voy. Si escribiera toda la lista tendría que escribir un libro y no un artículo, y hay gente aquí con más arte para eso. Sólo algunos pocos han pretendido renegar en algún momento de su paso por nuestra casa, pero somos una familia tan exigente como generosa, y en el fondo entendemos que siguieron de alguna manera siendo de los nuestros.
No, no se va Luka, porque sin Luka faltarían bastantes golazos, un catálogo de pases como jamás habíamos soñado y litros de sudor como para convertir el Bernabéu en un anfiteatro en el que celebrar naumaquias.
Luka no se va porque no puede. Se puede ir el que está, pero no el que es.
Aun así, y sólo para no parecer el único cuerdo entre tanto loco, por mí que no quede: Gracias, Luka.
Getty Images