
La Colina de Nervión
·28 March 2025
Desequilibrio prederbi

La Colina de Nervión
·28 March 2025
En la semana del derbi, y también en la anterior, ha habido una destacada desigualdad entre el Sevilla Fútbol Club y el rival a la hora de preparar el encuentro. Mientras que el entrenador heliopolitano ha podido contar con casi toda su plantilla, García Pimienta ha tenido a su disposición a menos de la mitad de la disminuida tropa que le dejaron tras el mercado de invierno sus mayores enemigos, los ínclitos Del Nido Carrasco y Víctor Orta.
Para contar los internacionales sevillistas que han sido convocados con sus selecciones en esta ventana son necesarias más de dos manos mientras que en el caso de los béticos basta con una, lo que se ha traducido en que el técnico nervionense no ha podido contar con sus efectivos hasta tres días antes del derbi, tiempo muy inferior al de su homólogo contrincante.
Esto, que puede sonar a excusa, es todo lo contrario, entre otras cosas, porque hay muchos factores en este parón internacional que podrían beneficiar al cuadro sevillista, como por ejemplo, el hecho de que se haya cortado la dinámica positiva en la que andan coyunturalmente los vecinos de Heliópolis. Además, el supuesto cansancio de quienes se fueron con sus selecciones queda muy mermado cuando se tiene en cuenta que ninguno de los sevillistas ha tenido que hacer largos desplazamientos transoceánicos, como era el caso de cuando había argentinos. Por tanto, apelar a eso sí que sería excusa.
Lo que realmente trae a colación la diferencia de internacionalidades entre uno y otro bando es la diferente capacidad individual que hay en las respectivas plantillas y, fundamentalmente, el diferente rendimiento que se le está sacando a cada una. Analizado desde la óptica sevillista, que es la única que ocupa y preocupa a quien suscribe, lo que sorprende es que con once jugadores que son valorados en alta estima en sus respectivas selecciones haya tanta distancia en la clasificación con respecto a un equipo que sólo tiene un tuerto en ese país de ciegos, del cual no se acuerda el seleccionador nacional más que para incluirlo en una prelista en la que también había un jugador sevillista, el lateral Carmona, quien por supuesto no es considerado MVP en todos los partidos a poco que tenga un par de pases medio buenos.
La amplia afluencia de internacionales sevillistas comparada con la mermada presencia verdiblanca no sólo no es motivo de excusa sino todo lo contrario; debe ser motivo de exigencia sobre todo hacia un entrenador que está evidenciando una dudosa capacidad para cumplir con su misión fundamental que es la de organizar y conformar un equipo, un bloque, que plasme sobre el terreno de juego sus ideas futbolísticas. Hasta ahora García Pimienta no lo ha hecho y lo que se pone de manifiesto con la abundancia de jugadores seleccionados que tiene a su disposición es que, si no ha podido cumplirlo, no es porque sus jugadores carezcan de condiciones técnicas sino porque él mismo no está siendo capaz de aprovechar sus muchas cualidades, que sí son apreciadas por otros entrenadores.
Claro, que también podría argumentar el míster sevillista, de contrario, que es él quien está sacando a los jugadores el rendimiento idóneo que les está haciendo llamar la atención de los seleccionadores que les convocan. En cualquier caso, lo que no es discutible son los números y éstos dicen que el Sevilla gana con solvencia en el número de internacionales y pierde con estrépito en los puntos en la clasificación, que es lo único válido en esta bendita competición.
Quizá la razón que explique este desequilibrio esté en la escasa flexibilidad que está demostrando el técnico que pulula por Nervión en cuanto a la configuración de su esquema de juego. Una vez superada la plaga de lesiones -ya veremos hasta cuándo, porque el mal fario sevillista es digno de estudio por Iker Jiménez-, ya no puede ampararse en falta de efectivos o en alineaciones forzadas por las circunstancias. García Pimienta puede ya optar por diversas estructuras del equipo y por distintas composiciones de las líneas bien sea en 4-2-3-1 o en 4-4-2 frente al inamovible 4-3-3 que está manteniendo hasta ahora, sólo roto en momentos puntuales de encuentros que ha pretendido remontar infructuosamente.
En este tramo final de temporada tendrá que mostrar el técnico sevillista si tiene la suficiente versatilidad como para ofrecer a la afición algo más de confianza con respecto al futuro inmediato. De momento el vaso lo tiene casi vacío.
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