
La Galerna
·1 April 2025
El Real Madrid, la esencia del mal

La Galerna
·1 April 2025
La palabra es indignación. Honestamente, creo que es una suerte seguir sintiendo indignación. Muchas personas se resignan a vivir en la injusticia, en la impunidad del delincuente al amparo de la política o protegido por intereses espurios, en la mediocridad de líderes sociales, políticos, intelectuales, que deberían ser quienes nos representaran a todos. Y es una suerte porque acostumbrarse al agua tibia resultó fatal para la rana de la fábula. Si no saltamos y nos revolvemos contra la injusticia cuando el agua está tibia, pereceremos hervidos cuando ya sea tarde.
Pero tiene un coste energético inmenso. Soportar en redes sociales a los terraplanistas del fútbol, aka el club de los valors, o a las incansables plañideras de San Blas está fuera de la escala para un ser humano con una tolerancia promedio a las ofensas. Cada semana, haya o no fútbol, hay que aguantar la lluvia fina, la tormenta, los rayos y truenos, toda la meteorología y resto de fenómenos atmosféricos impactando sobre el Real Madrid, sus futbolistas, su presidente, su entrenador, sus aficionados. Todo en el Real Madrid es malo. Es la esencia del mal.
Cada semana, haya o no fútbol, hay que aguantar la lluvia fina, la tormenta, los rayos y truenos, toda la meteorología y resto de fenómenos atmosféricos impactando sobre el Real Madrid, sus futbolistas, su presidente, su entrenador, sus aficionados. Todo en el Real Madrid es malo. Es la esencia del mal
Cuando no es un penalti gris pitado a favor es un estudio milimétrico sobre una falta que de no haber sido convertida en gol sería irrelevante. Cuántas de esas le han aplaudido a Messi sin reparar en la anomalía estadística que algún día analizaremos (Messi se tiraba en la frontal un promedio de tres veces por partido cuando la cosa se ponía fea contra rivales correosos). Nunca hubo ruido por eso, que fue tendencia en liga y en Champions durante años. Tenemos que pedir perdón hasta por la calidad de nuestros delanteros, que desatascan partidos en los que no nos imponemos por el juego. Tenemos que aguantar a Simeone, personaje en caída libre, decir que no han perdido la eliminatoria de Champions, que si la UEFA, que si el VAR... y el populacho de raciocinio disfuncional le compra el discurso en lugar de relacionar causa y consecuencia en la ecuación: fútbol rácano igual a derrota en los grandes eventos cuando no puedes igualar la ambición del rival. Lleva desde 2014 sin aprender. Ya parece tarde.
El Real Madrid lleva robando desde 1902, según Simeone. La gracia del tipo menos gracioso de su pueblo se hizo trending topic en redes. La letanía de los cien años de robos es imparable ya entre el antimadridismo internauta. Simeone, jugador de esfuerzo y agresividad muy por encima de su calidad futbolística, como atestigua todavía el muslo derecho de Julen Guerrero. Simeone, entrenador competente para equipos sin ambición y comunicador mediáticamente irresponsable. Simeone está generando odio sin consecuencias. De hecho, pese a su balance estadístico como entrenador, sigue estando protegido por los medios. Cada vez le costará más barbacoas a Gil Marín, porque cada vez tiene menos defensa. Nadie le ha preguntado al bueno del Cholo, hasta hoy, algo tan pertinente como a cuántos millones de euros de entrenador sale cada título del Atlético. Yo les digo: aproximadamente a 43,7. Récord mundial, sin duda.
Nadie le ha preguntado al bueno del Cholo, hasta hoy, algo tan pertinente como a cuántos millones de euros de entrenador sale cada título del Atlético
Los futbolistas del Real Madrid son peores ahora que nunca, hasta se quejan cuando les dan patadas sin sanción, de los árbitros, de los insultos racistas, de la falta de descanso entre partidos. Son mucho peores que Maffeo, boxeador aficionado y bocachancla profesional o que Baena. Ambos, ídolos inexplicables para el populacho. Desafortunado gesto de Rüdiger, cierto. Sin embargo, la UEFA no va a abrir un expediente al Atlético por señalar públicamente al VAR por el doble toque de Julián Álvarez que cualquier persona con ojos y un cerebro funcional pudo ver. No va a abrir expediente por el lanzamiento de objetos. Nunca va a entrar en la reincidencia de los espectáculos lamentables en los alrededores del Metropolitano, con niños de por medio: violencia, odio, racismo. No va a entrar en eso, no. Porque Ceferino, Ay Ceferino... forma parte de la mugre que es el fútbol hoy.
El presidente del Real Madrid nunca sale en los medios por una noticia positiva. Es el malvado de la Superliga, el archienemigo del humilde, discreto y moderado Javier Tebas. Es quien quiere (pobrecitos) acabar con una organización diseñada para corromper la competición por dinero, es quien ha juntado una colección de estrellas inimaginable en la plantilla (suma y sigue con Arnold, si finalmente llega), es el responsable de molestar a los vecinos del Bernabéu dos días al mes durante dos horas. De hecho, es quien ha movido el Bernabéu desde el extrarradio de Madrid al centro de negocios de la ciudad, por molestar, y porque es rico y se lo puede permitir. No lo pueden soportar. Ya lo dijo nuestro añorado Cristiano: "Pienso que por ser rico, por ser guapo, por ser un gran jugador, las personas tienen envidia de mi". El antimadridismo resumido en una sola frase. El antimadridismo es envidia. ¿Por qué alguien pagaría por igualar un palmarés histórico? Por envidia. ¿Por qué alguien se declararía "el equipo del pueblo" o presumiría de "no pueden entender lo que es ser del Atlético"? Por contraste, por antagonismo. Por envidia. Si no puedo ser lo que es el Real Madrid, hay que ser diferente en todo y decirlo todo el tiempo.
Qué me dicen del bueno de Flick, "der heuchler" [el hipócrita], todo orgulloso de "no ser" como el Real Madrid. Poco ha tardado en comprar la mercancía caducada culé. Més que un club. Por supuesto, Ancelotti es un mal entrenador, anticuado, siempre hace los cambios de forma extemporánea y no consigue que el equipo carbure. Nada que ver con el admirable estratega y revolucionario Hansi, que casi con la misma edad ha ganado menos de un tercio de los títulos (9 vs 31) que Carlo, quien, además, últimamente empieza a responder en ruedas de prensa como si representara al club. Intolerable. Lástima que parte del madridismo no sepa ver cuál es el lado correcto de la historia en este caso. Yo les digo: ahora mismo, Ancelotti über alles.
Ancelotti es un mal entrenador. Nada que ver con el admirable estratega y revolucionario Hansi, que casi con la misma edad ha ganado menos de un tercio de los títulos que Carlo, quien, además, últimamente empieza a responder en ruedas de prensa como si representara al club. Intolerable
Los madridistas somos lo peor. Pseudodelincuentes. Disfrutamos de los robos porque somos amorales o seres vivos sin conocimiento. Merecemos lo peor. No hay un odio semejante al antimadridismo. Es universal, multicultural y para todos los públicos. Los niños lo maman de sus progenitores y los ancianos lo retroalimentan con los agravios imaginarios de otro siglo.
Si un culé pata negra de Honduras, pongamos por caso, supiera lo que significa y lo que simboliza la expresión "Més que un club" tal vez pensaría dos veces si le compensa dedicarle sus desvelos y su ocio a una causa con raíces supremacistas y excluyentes que es más un actor político que un club deportivo. La hemeroteca está llena de esa mierda. Está ahí para que todo el mundo lo pueda ver, pero la zombificación del culé ya culminó. Siguen el rastro cerril de la doctrina oficial del club: "No hay pruebas", "el dinero nunca llegó a los árbitros", o hablan de una delirante conversión de dinero blanco (facturas) en dinero negro, para pagar sobresueldos a directivos deshonestos. Es su mejor opción. Cómo van a reconocer la realidad. Es demasiado fea. Es mucho más aceptable encontrar un enemigo y volcar en él toda la fealdad y la miseria, un antagonista. El fenómeno tiene nombre en psiquiatría y se llama proyección. Satisface la necesidad de no sentirse lo que uno realmente es, por oposición a lo que quisiera ser, representado por alguien sobre el que proyectar la dolorosísima certeza de ser peor.
El antimadridismo empieza a ser tan universal como el madridismo en virtud del impacto global de las redes sociales. El Real Madrid es universal, pero sólo un club de fútbol. El mejor club de fútbol de la Historia. Uno de los más grandes de la historia del deporte. Los hay más ricos, con más secciones deportivas (muy útil para sumar copas de Europa de medio pelo, a ver si así...), los hay más "populares" que compensan con extras sobre el salario mínimo a entrenadores para que reeduquen a los seguidores violentos y ejerzan de cheerleaders cuando la ocasión lo requiera. Hay clubes cuyas aficiones "lo sienten más", "lo sienten distinto", pero en el fondo, todo se reduce a uno de los pecados más simples de verificar: la envidia. Porque somos ricos, porque somos guapos (vean a Bellingham con su novia o a Endrick con la suya), porque somos un gran club, el de las remontadas inexplicables, la épica, el de la bandera limpia y blanca que no empaña. Y eso… eso es insoportable.
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