Agente Libre Digital
·1 February 2025
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Los primeros minutos, con las revoluciones aun bajas los equipos trataron de jugar lo menos posible en área propia, pero con el paso de los minutos y fruto de la inexistente presión las defensas de ambos conjuntos comenzaron a encontrarse cómodos y a progresar con balón para empezar a transitar por la medular.
Los locales decidieron tomar el control del juego y comenzaron a incomodar, tímidamente, la meta rival, por su parte los leones cómodos en el bloque bajo se limitaron a defender las inofensivas acometidas rojiblancas. Los athleticzale parecieron despertar de su letargo a medida que la frecuencia de los centros laterales y las combinaciones en frontal de área fue creciendo exponencialmente por parte del Zamora.
El Zamora hizo valer su experiencia para agenciarse la inmensa mayoría de las segundas jugadas, lo que hizo que los bilbaínos fueran desgastándose tras el balón.
A la media hora de encuentro Carlos Gutiérrez libró el primer tantotemporizando dentro del área y barriendo al atacante en el momento preciso. Tresaco decidió romper con la monotonía de la horizontalidad rompiendo líneas en conducción y por poco encuentra premio a su atrevimiento.
La enésima arrancada por banda de Johanenko dejando atrás a Campabadal obligó a la zaga del Zamora a saltar escalonadamente y por ende, a desordenarse, tras un rechace y con el tiempo necesario para escanear donde se encontraba el hueco libre, Xabier Irutita embocó la pelota en dirección a la red.
Fruto del shock del gol Clavería cortó un balón con la mano en una acción tan clamorosa como innecesaria. José Carlos, apenas dos minutos después, vio la cartulina nuevamente por entorpecer el juego con la mano regalando un golpeo franco al filial vasco que no supo aprovecharlo.
Tras el pitido de reanudación el Zamora contaba con tres caras nuevas sobre el verde, Carlos Ramos, Pito Camacho y Álvaro Romero, la otra cara de la moneda, son José Carlos, Roni y Clavería quienes tras una primera parte cuanto menos discreta tuvieron que irse directos a las duchas.
Zamora – Bilbao al descanso. Fuente: X del Zamora
Los cambios cambiaron la cara al Zamora, momentáneamente, pero los jugadores de refresco ingresaron con las pulsaciones demasiado altas, prueba de ello la tarjeta que vio Álvaro Romero en sus primeros minutos sobre el verde. Los hombres de Juan Sabas no consiguieron ajustar uno de los principales debes que arrastraban de la primera mitad, la distancia entre líneas y los rivales lograban recibir entre líneas y progresar con el suficiente tiempo como para que el Zamora no pudiera subsanarlo con facilidad.
El Athletic club trató de añadir una dosis de cloroformo al encuentro y durante una fase importante de este lo consiguió, a base de transiciones largas y envíos horizontales. La figura de Pito como nueve puro y fijador de centrales, sobre el papel, abría las puertas a un nuevo partido, pero no fue hasta el tramo final del encuentro cuando el Zamora consiguió encontrarlo en área con un centro lateral que llevaba veneno.
A falta de 20 minutos el Zamora quemó sus naves dando entrada a Joel Priego para imprimirle ritmo al juego y Bolo para aportar frescura y poder taponar la sangría que estaban sufriendo los rojiblancos.
La peligrosa mezcla entre la pasividad defensiva del Zamora, la distancia entre líneas y el buen hacer de los atacantes bilbaínos, acabó materializándose en forma de golazo de Endika Bujan que progresó como quiso, cargó la pierna y la ajustó a la cepa del poste donde Fermín no podía llegar.
En cuanto a intensidad se refiere, incluso con la renta conseguida, el filial siguió siendo superior en la presión tras pérdida como si no les fuese favorable el resultado. El Zamora fue cayendo en hipotermia y acabó cayendo sin apenas dar batalla a su rival.