Balonazos
·20 November 2024
Balonazos
·20 November 2024
Por Luis Vilches.- No bastó con San Romo en el arco. No fue suficiente con que posiblemente Savarino o Ramírez soñaran con que iban a marcar. No queda espacio para la tranquilidad de Fernando Batista. El encuentro se vendió como un escenario de ganar o ganar. Esos choques para dar un golpe en la mesa. Un Día D en toda regla. Otra vez la Vinotinto falló en la hora clave.
Las hallacas se comerán fuera de puestos de clasificación, incluido repechaje. El deporte no brindará una válvula de escape cuando en las mesas familiares se hable de política y los coletazos del 28J. Los venezolanos nos refugiaremos en las rimas de Rawayana para surfear el desasosiego de la inflación y el precio del dólar, porque Chile dejó tocada la fe, mano.
En los papeles el planteamiento era el adecuado. El arco y la línea de cuatro cumplía con las opciones que se tenían. El trívote más de lo mismo. La jerarquía de Tomás Rincón como eje. José Martínez alejado de la base y más adelante como interior para colaborar en la presión. Mientras que Telasco Segovia haría de box-to-box, para ayudar en los primeros pases y pisar área.
El regreso de Yeferson Soteldo y la ratificación de Savarino. De “9”, el de siempre, Salomón Rondón. Empezó bien e incluso se puso por delante en dos ocasiones, cuando parecía que se iba a dar la noche consagratoria del “10” de Botafogo. El marabino fue víctima del naufragio colectivo.
El tema fue táctico. Si se entiende la labor de la pizarra de un entrenador es brindar soluciones y contextos favorables para que los jugadores expresen su mejor versión. En Santiago de Chile el encuentro se rompió y el golpe por golpe la selección quedó moreteada.
La Vinotinto pareció Margarito y la Roja se vistió de Pacquiao. ¿El uso del balón? Otra vez ese código dio Error 404. Más allá de la presión alta y la verticalidad, los interpretes del once inicial, al igual que en Asunción, pedían un poco más de sostenimiento.
Parece que el juego de la selección repose en la posesión del esférico es similar a dormir en la cama de un faquir. No es solo que no descansa en él, sino que lo padece.
A la guerra de las eliminatorias aún le quedan seis batallas más. Entre esas recibir a Perú y Bolivia, que en el presupuesto siempre están en el reglón de victoria. “No fuimos ampliamente superados por Chile, fueron errores propios”, recogió el periodista José Pineda en su cuenta de X (@Josepinedam6) de la rueda de prensa de Fernando Batista.
Una constante, en las previas suelta pocas pistas y en los postpartido tiene nula autocrítica. De ser un ídolo popular por el primer tercio de la eliminatoria y la Copa América, ahora es el principal señalado.
No hay puntos medios. A mediados de años se pedía con fuerza ganar la Copa América y ahora la selección es San Marino -ojo que ganaron de visitante. La desesperación lleva a pedir la salida del “Bocha”, incluso aferrados en la nostalgia piden a César Farías.
El famoso con “Farías se vivía mejor”. Pero no es momento de dinamitar ningún proceso. La balanza otorga un gran primer tercio de eliminatoria en resultados, no en juego. En el segundo tercio resultados simbólicos ante campeones del mundo, pero insuficientes en lo número. El juego sigue extraviado.
Cuando hablamos de proyecto se habla de que Ricardo Valiño jugará un Sudamericano Sub-20 de local. Luego de lograr una clasificación al pasado Mundial Sub-17 y cuajar un buen Preolímpico, donde también se falló en el Día D ante Paraguay. Marcelo Lamas ya hace módulos con la sub-15. No es prudente cortar todo de raíz.
El mercado y el estatus de la FVF no tienen muchas opciones de conseguir un Alfaro. Miren que Chile se gastó un dineral en Gareca, más allá del puñal que clavó hoy, su ciclo parece estar más cerca del fracaso que de cumplir el trabajo.
Por eso Batista debe seguir, pero hace falta una revolución. Su ciclo inició con fuerza, se puso en neutro y da sensaciones de retroceso. Es momento de volver a poner primera, para ver si bajo su mando se logra alguna vez desembarcar en Normandía.