Iniestazo
·28 de diciembre de 2024
Iniestazo
·28 de diciembre de 2024
El Barça buscaba cerrar el año en el Palau con un nuevo triunfo para certificar las buenas sensaciones de los últimos partidos y empezar el 2025 con la flecha hacia arriba. Pese a no llevarse la victoria en el duelo a cara o cruz ante Virtus Bologna, el equipo venía de encadenar dos triunfos consecutivos en casa ante Fenerbache y Andorra, además de ofrecer buena imagen tras la mala racha al principio del mes.
Un duelo decisivo para los intereses de los azulgranas, que aspiraban a escalar de la décima posición hasta la séptima, superando a los serbios, novenos clasificados. Joan Peñarroya recibió sus dos regalos de Navidad en forma de regresos: Chimezie Metu y Raúl Neto volvieron a la convocatoria tras semanas de ausencia por lesión, ocupando el lugar de Youssupha Fall y Dame Sarr. El técnico egarense recuperaba dos piezas fundamentales en la rotación azulgrana, justo a tiempo para el duelo europeo ante Estrella Roja y, sobre todo, para El Clásico del domingo en el WiZink Center ante el Real Madrid.
Como el niño al que le regalan un juguete nuevo y quiere estrenarlo de inmediato, Peñarroya quiso esperar con Metu y lo incluyó en el quintento titular, en lugar de un Jabari Parker que empezó el partido desde el banquillo. Y ‘Mezie’ no tardó ni un minuto en demostrar que, efectivamente, Metu las mete. El gigante nigeriano volvió con hambre y encadenó 8 puntos en tres posesiones seguidas, descargando toda la rabia acumulada tras cada canasta.
El impacto del regreso de Metu sorprendió al Palau, pero no a Estrella Roja. Con un parcial de 2 – 13, los serbios pasaron del 10 – 0 al 12 – 15 en cuestión de minutos durante el segundo acto del primer cuarto y frenaron en seco la euforia inicial de los azulgranas. Un triple de Joel Parra acercó al Barça a cuatro puntos al final de los primeros diez minutos de partido (15 – 19).
16 puntos, 6 rebotes y 21 de valoración para Metu en su agridulce regreso al Palau. | Fuente: @FCBBasket (X)
El esperado ‘redebut’ de Raúl Neto se produjo al inicio del segundo cuarto. El brasileño no pudo dejar más de dos rebotes defensivos en los tres minutos en los que volvió a tomar el contacto con el Palau. ‘Raulzinho’ no tuvo una tarea fácil en su regreso, ya que Mike Daum y Yago Dos Santos no anduvieron nada desafinados.
Quién tampoco estuvo falto de puntería fue, cómo no, Kevin Punter. Un partido más, ‘La Pantera del Bronx’ se echó el equipo a la espalda y llevó a los azulgranas a recuperar la ventaja inicial. 13 puntos del escolta americano, con ‘triplazo’ sobre la bocina incluido, llevaron al Barça a recuperar el terreno perdido justo antes del descanso (35 – 34).
Un partido más, Kevin Punter se echó elequipo a la espalda con 13 puntos en el segundo cuarto. | Fuente: @FCBBasket (X)
El Palau no defraudó y también puso de su parte para empequeñecer momentáneamente a los serbios durante un segundo cuarto en el que se produjo un hecho histórico: tras cazar con una bandeja un pase de alley oop, Jan Vesely se convirtió en el sexto jugador de la historia de la Euroliga en superar los 4.000 puntos en la competición.
Más de 4.000 puntos en Euroliga para The Czech Jet. Sexto jugador en lograrlo, leyenda Jan Vesely. | Fuente: @FCBBasket (X)
El inicio del tercer tiempo fue un auténtico caos; la intensidad de los serbios desembocó en la desorganización de los azulgranas, que cedieron con facilidad la mínima ventaja que tanto les había costado recuperar. Sin embargo, Metu y Vesely fueron los encargados de recortar distancias y acercar de nuevo a un Barça que pasó del punto de ventaja a los seis de desventaja en cuestión de segundos.
El segundo acto fue un intercambio de golpes en el que ambos equipos se dieron con todo lo que tenían con tal de tomar definitivamente el mando del partido. Hasta ocho cambios de mandato se produjeron a lo largo del cuarto, hasta que Darío Brizuela dijo basta. ‘La Mamba Vasca’ volvió a inyectar su dosis letal de veneno a sus rivales con dos triples consecutivos al final del tercer cuarto. El primero, para recuperar el control del partido y, el segundo, para responder al triple de Daum Mike, desde media cancha y sobre la bocina. El Palau no se lo podía creer y rugió como nunca para aclamar a Brizuela, que correspondió el reclamo del Palau con un grito al aire lleno de energía y pasión (59 – 56).
Las rachas de Darío Brizuela siempre son motivo de celebración en el Palau | Fuente: @GettyImages
La euforia desfermada tras la traca final de Brizuela no inmutó a los serbios, que seguían centrados en llevarse la victoria. Nikola Kalinic, que también volvía al Palau, fue un gran activo para Estrella Roja con 7 puntos y 3 rebotes. El partido se calentaba cada vez más con el paso de las posesiones, y el contacto físico constante entre ambos equipos no ayudaba en absoluto. La afición azulgrana celebraba cada falta a favor y protestaba cada falta en contra, convirtiendo el Palau en una auténtica caldera, con el partido empatado y con todo aún por decidir a falta de tres minutos para el final.
Yago Dos Santos volvió a decantar la balanza a favor de los serbios con dos canastas consecutivas, provocando que Satoransky y Vesely le aplicaran un ‘dos contra uno’ de manual para cortar de raíz su protagonismo. El double team funcionó y Satoransky empató el partido a 74 con un triple decisivo a falta de un minuto. El partido terminó de explotar con una cuestionable falta en ataque en contra de Kevin Punter al atacar el aro que, pese al challenge favorable al Barça, no influyó en la decisión de los colegiados. El desenlace del partido fue cruel con los azulgranas, que vieron como Dejan Davidovac volvía a castigarles desde el perímetro y como Kevin Punter perdía el balón en la última posesión del partido.
El Barça volvió a morir en la orilla y no pudo regalar una última victoria a la afición antes de acabar el 2024. Las buenas sensaciones no terminaron de cuajar y los azulgranas vuelven a caer fuera de los puestos de play in, empatados con el mismo récord que el Real Madrid, que espera su turno este domingo. Una victoria en el WiZink podría volver a cambiar la dinámica de un equipo que, esta temporada, ha encontrado en la constancia su mayor enemiga.