Derrota victoriosa en Manchester | OneFootball

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La Galerna

·11 de febrero de 2025

Derrota victoriosa en Manchester

Imagen del artículo:Derrota victoriosa en Manchester

Este martes se inicia la eliminatoria clásica de la Champions, Manchester City-Real Madrid. Y esta vez el sorteo se ha aliado con el misticismo y la vuelta será en el Bernabéu, como en la increíble ‘Copa de Europa de los milagros’ de 2022. ¿Recordamos aquel partido del Etihad, primer acto de una épica remontada? La cosa, siguiendo las líneas de Historia de las míticas remontadas del Real Madrid, transcurrió más o menos así:

«Fue un partido a pecho descubierto, de viscerales arrebatos. Una lucha definida por la resistencia al intercambio de golpes. Y de estilos. La presión alta y la posesión del Manchester City contra la estrategia del muelle perfeccionada por Carletto: esperar en zona baja para salir lanzados a la mínima ocasión. El que quedara de pie estaría un pasito más cerca de la final… o quizás no tanto.


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Si alguien se hubiera perdido el inicio, pensaría que el Madrid iba a sufrir un descalabro mayúsculo. A los once minutos, los de Guardiola ya ganaban por 2-0 y ni siquiera habían exprimido todo su potencial. Les sobró con un chispazo y un error de la zaga blanca. El primer tanto llegó como las lluvias de verano, sin previo aviso. Una jugada de Mahrez en las inmediaciones del área terminó con un pase picado sobre De Bruyne, que explorando la zona del 9 cabeceó a la red. El segundo fue consecuencia de los temores anunciados. Ni Kroos ni Alaba estuvieron atentos, y de ello se aprovechó Gabriel Jesús, siempre activo contra el Madrid.

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A las primeras de cambio, había nacido un encuentro totalmente nuevo para el City, que tendría que pensar en cómo gestionar la ventaja; pero no tanto para el Madrid, acostumbrado a ser un faquir sobre las brasas. Los ingleses, fieles a su guion, no bajaron su ritmo vertiginoso, mientras que los de Ancelotti trataron de quitarse las cadenas, subir la presión unos metros y lanzar a su avanzadilla, Vinícius y Benzema.

Fueron minutos de puro fútbol, donde la pizarra da paso al riesgo como modus operandi. Tan cerca estaba el tercero del City, con dos ocasiones de Mahrez y Foden, como el primero del Madrid, que fue el que terminó subiendo al marcador. Benzema, quién si no, recibió en el área y ajustó al palo en un disparo casi inverosímil. Los blancos regresaron al partido y Guardiola traslució la tensión en sus gestos. Cada gol propio lo celebró apretando puños y dientes, mientras que en los recibidos no pudo disimular la resignación y la impotencia. Al sabio no le sorprenden los acontecimientos.

Pasado el traspié, la maquinaria citizen se puso en marcha de nuevo y arrebató el balón y las ideas al Madrid. Todos los caminos conducían a Courtois. El acoso fue casi insultante hasta que llegó el momento Vinícius. Primero, una desatención en su banda provocó que Fernandinho centrara a placer para que Foden ampliara la diferencia. Los diablos bullían en la cabeza de Ancelotti, pero, sin tiempo para abroncar a su pupilo, el brasileño se redimió en una jugada antológica. Se inventó un regate con un amago en su propio campo y arrancó hasta la portería de Ederson para devolver la pica del Real Madrid a su sitio. 3-2. Pocos jugadores poseen tanta fe en sus condiciones como Vinícius, cuya capacidad de insistencia es tan elevada como su talento.

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Nadie renunció a sus principios hasta el final. Los centrocampistas del conjunto inglés prosiguieron con su partitura mientras el trío atacante se encargaba de desquiciar a la defensa blanca, incapaz en todo el partido de disponer de un segundo para respirar. Bernardo Silva, quizás el mejor activador sky blue, puso el cuarto con un trallazo a la escuadra.

Se podría pensar que entonces todo estaba perdido, pero eso era olvidar que Europa es territorio Real Madrid. Un penalti de Laporte colocó a Benzema ante la historia. El francés venía de fallar dos penas máximas en Pamplona y había errado cuatro en 2022. La tensión se podía pesar. Pero los genios ven la luz donde al resto nos ciega la dificultad. Así que decidió invocar a Panenka para revivir una vez más al Madrid.

El 4-3 definitivo demostró que a veces la victoria no reside en el marcador, sino que vive en las sensaciones. Cualquier otro equipo que no hubiera sido el de Chamartín se habría llevado un saco esa noche. Sin embargo, los blancos realizaron un nuevo ejercicio de eso que ahora llaman resiliencia, levantando la cabeza una y otra vez en los momentos de máxima zozobra, negándose a entregar la bandera. Ancelotti, como de costumbre, lo explicó con una obviedad que encerraba mucho significado: “Hemos marcado tres, lo malo es que hemos encajado cuatro”. Y Benzema agitó el avispero: “Tenemos que ir al Bernabéu, necesitamos a la afición como nunca, vamos a hacer una cosa mágica”».

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Getty Images.

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