
La Galerna
·6 de abril de 2025
El FC Barcelona gana La Liga por el Artículo 9 y tres cuartos

La Galerna
·6 de abril de 2025
Hay equipos que juegan bien. Otros que juegan mal. Y luego está el FC Barcelona, que juega con otra normativa, otro reglamento, otro mundo. Si el fútbol español fuera una partida de ajedrez, el Barça sería ese jugador que mueve la reina en forma de L, captura dos caballos, enroca con un peón y luego exige que le den el punto por "jugar con más estilo". Porque si algo hay que reconocerle al Barça no es que juegue bonito, ni que sea “más que un club”, sino que ha logrado el hito histórico de convertirse en el único equipo que puede cometer faltas reglamentarias, irregularidades contables y trampas de tebeo sin que pase absolutamente nada. Y cuando decimos nada, nos referimos a la más absoluta, obscena y majestuosa nada. Ni sanciones, ni multas, ni retiradas de puntos. Ni una pitada un poco más grande en un campo difícil, que les multa Tebas.
Desde hace décadas, el club catalán disfruta de un estatus jurídico-futbolístico que sólo puede definirse como de "reglamento deconstruido". Mientras el resto de los equipos tienen que cuadrar sus cuentas, inscribir a jugadores bajo los límites del fair play financiero y recordar que hay una cosa llamada “normativa”, el Barça se pasea por La Liga como el primo rico del Monopoly que ha aprendido a imprimir billetes en casa y aún se indigna si le dices que no puede comprar la cárcel. Tomemos como ejemplo el ya mítico “Caso Negreira”, ese episodio en el que el club pagó durante 20 años a un alto cargo del estamento arbitral. ¿Para qué? Bueno, eso es lo de menos. Lo importante es que el Barça le pagaba dinero. Mucho. De forma regular. A un tipo que podía influir en los árbitros. Y luego salía a jugar partidos que, por casualidad, solían decantarse a su favor tras penaltis que nadie más veía, expulsiones creativas y añadidos de doce minutos que ni el Mundial de Qatar, oiga.
Pues miren: en la última jornada, el FC Barcelona jugó con 15 jugadores. ¿15? Sí, sí: 15 jugadores. Flick planteó un equipo con un 7-4-4. Al principio el rival se quejó con aspavientos, pero luego recibieron una llamada de la RFEF y les dijeron que podrían perder puntos y descender si no jugaban. Les dijeron también que, tras el partido, podían presentar una denuncia si querían, que ya se tramitaría (si eso), pero que de momento tenían que jugar. Como en el minuto 64 del partido iban aún empate, en el FCB entró otro delantero... pero nadie se fue del campo, así que jugaron con un 7-4-5. El cuarto árbitro se rascó la cabeza, consultó el pinganillo, y desde el VAR le dijeron: “Déjalos, que son del Barça”.
Es más, en la jornada anterior el equipo alineó a seis jugadores extracomunitarios, dos de ellos disfrazados de utilleros. “No, ese es el fisio brasileño”, dijeron. “¿Con botas de tacos?”, “Bueno, está haciendo prácticas.” Y todos lo aceptaron. Porque si algo ha aprendido el fútbol español es que enfrentarte al Barça es como enfrentarte a Hacienda: es mejor no hacer preguntas. Otro fenómeno digno de estudio es la capacidad del Barça para ganar incluso sin presentarse. Literalmente. En un partido reciente contra un rival de media tabla, el equipo decidió no ir. “Problemas logísticos”, dijeron. Pero horas después, el acta arbitral reflejaba: “Victoria por 3-0 del FC Barcelona. Hat-trick de Lamine Yamal por telepatía", así que Lamine ya es pichichi. El Comité de Competición lo validó sin pestañear. “Oye, ¿el Barça no jugaba contra el Getafe?” ,“No, al final no fueron”. “¿Y el resultado?” “Ganaron 0-3. Fue un partido espiritual. Muy bonito.” Hasta los aficionados han normalizado esto.
Si algo ha aprendido el fútbol español es que enfrentarte al Barça es como enfrentarte a Hacienda: es mejor no hacer preguntas
Y no nos olvidemos del apartado económico. Mientras el resto de equipos ajustan presupuestos, venden promesas de cantera para cuadrar cuentas y viven al borde del embargo, el FC Barcelona ha perfeccionado el arte del “apalancamiento financiero simbólico diferencial horizontal inverso de la ilusión contable”, o sea: venden derechos de televisión del año 2050, fichan jugadores a plazos que sólo se pagan si hay luna llena, y cuando todo falla, se inventan un nuevo patrocinador con sede en las Islas Caimán llamado “Societat d’Amics de Catalunya i del Futbol Global S.L.”. Eso sí, lo ponen en Google Translator para que salga un nombre en inglés, que siempre da más caché.
Lo más gracioso, sin embargo, no es que esto ocurra. Es que nadie lo denuncia en serio. Hay clubes que protestan tímidamente, como quien se queja porque el vecino pone la música alta pero no quiere líos. "Sí, creemos que debería haber más transparencia", dice algún presidente de equipo medio, mientras mira nervioso al cielo, esperando que no le caiga una inspección de Hacienda o una sanción del Comité de Competición por “insinuaciones contrarias al espíritu deportivo”. En los medios el escándalo es que Real Madrid TV ha hecho un vídeo, no el contenido del mismo. Los aficionados lo dan por bueno. A los entrenadores, como Imanol, les han hecho un conjuro con el que ven lo que no hay y no ven lo que hay. Una locura.
En España hay tres certezas: el sol sale por el este, Hacienda somos todos, y al Barça no le pasa nada
El FC Barcelona no juega en La Liga. Juega en una dimensión paralela en la que los hechos se doblegan, las leyes se reinterpretan y la lógica se esfuma. Es un experimento sociológico en directo: ¿cuánto puede salirse alguien con la suya antes de que alguien se plante y diga “basta”? Tras este partido de los 15 jugadores, o 16 tras "el cambio", hubo una denuncia. Se espera que el juicio salga dentro de 10 años y 1 día, justo 1 día después de que acabe el plazo legal para que salga el juicio. Vamos, que se archivará por defecto de forma. Y es que el FCB siempre recurre al artículo 9 y tres cuartos: ese que dicen que existe pero que nadie ha visto, ese que siempre está ahí, pero sólo para los elegidos. Ese que hará que cualquier otro club que intente mencionarlo se choque contra el muro, mientras Laporta lo atraviesa sonriendo y fumando un simbólico puro.
En España hay tres certezas: el sol sale por el este, Hacienda somos todos, y al Barça no le pasa nada.
Como epílogo, hemos tenido acceso exclusivo al último comunicado de Tebas sobre estos asuntos:
Ante las recientes informaciones, rumores, comentarios de barra de bar, memes de internet y artículos con claro sesgo madridista (y probablemente celoso), LaLiga desea manifestar lo siguiente:
Desde LaLiga queremos dejar claro que no existe trato de favor hacia ningún club. Todos los equipos son tratados con el mismo rigor, imparcialidad y espíritu democrático... salvo que el club en cuestión se llame FC Barcelona, en cuyo caso se aplican las excepciones contenidas en el Anexo Invisible del Reglamento General, y más concretamente en el artículo 9 y tres cuartos.
Respecto al supuesto alineamiento de 15 jugadores en algunos partidos, tras una exhaustiva investigación interna realizada en 4 minutos y 20 segundos hemos concluido que se trató de una “percepción sensorial malinterpretada por parte de los espectadores”. En palabras del Comité Técnico, “ver tres Raphinhas en el campo al mismo tiempo puede deberse a su gran movilidad, no necesariamente a una duplicación real del jugador”.
Sobre los seis extracomunitarios alineados recientemente, cabe señalar que dos de ellos estaban tramitando el empadronamiento en una masía rural del Alt Empordà, uno alegó ser “mitad europeo por vía espiritual” y otro simplemente dijo “soc del Barça”, lo cual, como es sabido, tiene validez de ciudadanía en Catalunya y sus territorios de influencia.
En cuanto a las victorias sin comparecencia, LaLiga recuerda que el FC Barcelona, por su peso histórico y contribución al desarrollo emocional del fútbol español, está facultado para disputar partidos en modalidad asimétrica no presencial, siempre que la ausencia esté debidamente justificada mediante comunicado estético o poema en catalán.
El llamado “Caso Negreira” ha sido archivado por nuestro departamento de papelería, que considera que, al no haber pruebas fehacientes de que los pagos fueran realizados por un ente malvado con bigote y monóculo, no hay razón para desconfiar de que se trataba de una asesoría amistosa prolongada en el tiempo con fines administrativos.
En relación a las críticas por el uso de palancas financieras de dudosa solidez, LaLiga quiere subrayar que no está entre nuestras competencias valorar la física cuántica ni la arquitectura del universo fiscal. Si el Barça logra ingresar 400 millones vendiendo el 2% de una pared de su museo, nosotros lo celebramos como una victoria del emprendimiento hispano.
Finalmente, instamos a los clubes, aficionados y medios de comunicación manejados por el ser superior a dejar de hacer preguntas incómodas, y a centrarse en lo verdaderamente importante: la emoción de la jornada, los datos de posesión y si Lewandowski sonríe más o menos que la temporada pasada.
Porque en LaLiga defendemos la igualdad, pero sobre todo, la magia.
Atentamente, Departamento de Comunicación de LaLiga (“Compitiendo en igualdad desde que el VAR tiene Wi-Fi”)
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