
La Galerna
·2 de mayo de 2025
El resquicio de Florentino

La Galerna
·2 de mayo de 2025
Me cansa el tema Ancelotti / nuevo entrenador, la venta urgente de Rodrygo, los fichajes... ¡Estamos empezando mayo! Toda opinión profesional que se puede leer estos días sobre esas materias viene acompañada invariablemente de una dosis de veneno: conflicto por dinero con Ancelotti, venta a la baja de Rodrygo, el Madrid no tiene dinero, es una vergüenza ofrecerle a Modric o a Lucas un mes de contrato... El veneno antimadridista de todos los medios al que estamos acostumbrados no mata, se cuidan de administrar los miligramos de odio suficientes para encabronar, pero no para que el madridista deje de formar parte del sistema.
Leyendo la sentida reflexión de Ignacio Morago en su artículo y recogiendo opiniones del madridismo de los últimos meses sobre un asunto particularmente espinoso, creo que podemos proyectar un poco más allá lo que ya sabemos. Al madridismo le escuece la cercanía aparente de Florentino con el corrupto Laporta. Retumban aún las palabras de la última asamblea, en las que Florentino contestó a un socio que pedía romper relaciones. Fueron la pedrada en la ceja que toda mi generación recibió un día cualquiera de esos veranos interminables de la infancia, o la patada en la espinilla que nos dio el único defensa rival que llevaba botas de tacos:
"El Barça y el Madrid se tienen que ayudar, lo digo con total sinceridad. Tenemos que pensar que es un club que está entre los más grandes del mundo. ¿Porqué nos íbamos a enfadar?"
El madridismo es universal y también variopinto. Me voy a atrever a diseccionarlo con el conocido método científico del cuñado, que Dios me perdone: cerca de uno de los extremos identifico a Iñaki Angulo, con 600.000 seguidores en sus redes. Con Iñaki sintoniza la parte del madridismo que ya sabe leer pero que aún no paga hipoteca. Dispuestos a incendiar el club, el estadio y alrededores si alguien se lo pide. Admiro en Iñaki su valentía (hay malvados de la vida, no del cine, que le tienen en el punto de mira) y su empuje, pero me desasosiegan sus análisis, especialmente cuando pasa de la crítica al insulto o el agravio a futbolistas del equipo. Disolviéndolo en agua te quedaría el madridista que cree que se mejora a un futbolista silbándole en el Bernabéu. Para muchos de sus seguidores, Florentino es poco más que un hombre desorientado y equivocado, rodeado de siervos que le vacían el orinal.
En el otro extremo estaría el llamado oficialismo, representado por los madridistas que ya han visto facturar varias Champions con sus hijos. Ahí están generacionalmente nuestro editor y Pepe Herrero, con quienes me alineo y me siento mucho más próximo por edad y por cicatrices. Aprecian el milagro de la última década y confían en que hay un plan. No hay motivo para no hacerlo: el club presenta los números de una empresa en la que cualquiera pondría su dinero, tenemos una plantilla con un potencial extraordinario por calidad y por edad. Venimos de ganar, y el patrimonio del club no hace más que crecer. Este colectivo, además, tiene paciencia y sabe que para distinguir la grandeza de la mediocridad hay que cruzar el desierto de vez en cuando. Creo que en este grupo cabría Eduardo Bañón, de Fanáticos Real Madrid. Azote de los corruptos, otro estilo, pero indudablemente un hombre de club.
En lugar de dar crédito a la lluvia de calificativos denigrantes para el club, y para quien hasta ahora lo ha dirigido con innegable éxito, ¿por qué no dejamos un resquicio para creer que Florentino, como tantas veces, está viendo el futuro?
Hay muchas más sensibilidades madridistas fuera de las redes, pero tal vez menos militantes. Los piperos y los madridistas que se olvidan de si el Madrid juega el sábado o el domingo, o los que perdonan un clásico de baloncesto están entre ellos.
En la zona templada, mis referentes son Ramón Álvarez de Mon y Miguel Serrano. A veces dan palos envolviendo la porra en una toalla para no dejar señales, pero son honestos, ecuánimes y soportan la crítica por mostrar indulgencia con los errores propios, por reconocer méritos en los rivales o por tratar de comprender decisiones arbitrales controvertidas.
En realidad, sólo los oficialistas manifestamos un apoyo incondicional a Florentino y a sus ejecutivos. Claro que nos duelen las palabras de Florentino y la hermandad con los corruptos, pero el hecho es que estamos personados en la causa contra el Barcelona por el asunto Negreira y ahí seguiremos.
Dejénme que verbalice aquí una loca teoría. Mi hermano Bruno, no consanguíneo, pero madridista de cuna, diría que es un "sueño guajiro", esperpéntico, inspirado por sustancias, pero déjenme explicarme. Una persona que ha sido capaz de amasar dos mil millones de euros a lo largo de su vida partiendo de una familia de barrio de clase media no pierde la chispa con 78 años. Probablemente estará cansado de las puñaladas de la vida, pero esa cabeza es un prodigio. Todo el que le conoce lo afirma. Con esa edad quien ha sido inteligente, además, agrega un pragmatismo y una determinación a sus actos que nos daría miedo ver escritos. El tiempo se acaba y después de haber conseguido todo lo que se ha propuesto sólo le queda ser recordado por algo singular. Bernabéu lo hizo. Florentino lo hará. Es el destino.
El anuncio de la Superliga fue un error por precipitado y por el medio elegido. La intrahistoria no es pública, pero ni abril de 2021 ni el Chiringuito, siquiera por audiencia, eran el tiempo ni el lugar. Error de cálculo. Todos los clubes se bajaron después de haber jurado amor eterno al proyecto (Les Luthiers, que saben de esto, dicen que "el amor eterno dura aproximadamente tres meses") y de haber firmado contratos, que, por cierto, siguen vigentes.
¿Por qué estamos descartando que Florentino siga siendo "el ser superior" que descubrió Butragueño y que Valdano sigue respetando como una institución pese a su salida del club? ¿Porque está ayudando al Barça? Lo que intuyo es que Florentino está no dejándolos caer, porque la deuda del Barça, en realidad, es impagable. Y Florentino siempre sabe en qué bolsillos hay dinero.
El bueno de Iñaki habla de Anas Laghrari, mano derecha de Florentino según él, como de un gánster. Estas teorías interesan, tienen morbo, te llevan al mundo despiadado y excesivo de Sucession pero, en serio: ¿alguien piensa que Florentino va a confiar en cualquier desgarramantas para sus negocios o para el Real Madrid? Para mí, como oficialista y creyente, Anas es uno más de la familia si el presidente lo considera como tal.
No me imagino a Florentino pensando en pequeño. Me lo imagino diseñando un plan en el que sus socios americanos establecen la base empresarial de una futura y nueva competición europea, llegando a un acuerdo con la UEFA y con el Real Madrid de oficiante. Y puedo imaginar a Anas atrayendo capital de Oriente Medio para comprar el Barça y otros clubes arruinados y convertirlos en proyectos empresariales viables. Y creo que para escenificar las bondades del proyecto interesa tener al Barça conectado a la unidad de soporte vital que le permita llegar vivo a ese momento. El Real Madrid tendrá su Superliga y Laporta por fin hará realidad el sueño de su vida, trincando lo que no pudo trincar en su primera etapa y disfrutándolo lejos de Barcelona, donde nadie ponga adjetivos a sus excesos.
En lugar de dar crédito a la lluvia de calificativos denigrantes para el club y para quien hasta ahora lo ha dirigido con innegable éxito, ¿por qué no dejamos un resquicio para creer que Florentino, como tantas veces, está viendo el futuro?
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