REVISTA PANENKA
·29 de enero de 2025
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·29 de enero de 2025
¿Os imagináis al Manchester City o al Paris Saint-Germain, clubes que han dominado con puño de hierro sus respectivas ligas en la última década a base de talonario, desapareciendo en 2025? Pues un hecho comparable ha tenido lugar en China, donde el fútbol alcanzó la cúspide hace diez años y ahora, en cambio, vive la primera gran crisis de su historia reflejada en el Guangzhou FC, anteriormente conocido como Guangzhou Evergrande. El conjunto de la región del Cantón, que acaba de desaparecer después de gobernar el continente asiático hace menos de dos lustros, es uno de los más de 30 equipos que han caído en el fútbol profesional chino desde 2020.
Aunque el Guangzhou nació en 1954, sus éxitos no llegaron hasta el siglo XXI. En 2010, el club bajó a segunda división por su implicación en un escándalo de amaño de partidos. Un descenso agridulce, puesto que el precio de las acciones se devaluó, situación que aprovechó el grupo Evergrande, la empresa inmobiliaria más grande del país y que llegó a representar el 2% del PIB de China, para adquirir el 60% de la propiedad del club. El porcentaje restante lo compró Alibaba, un consorcio privado dedicado al comercio electrónico.
La llegada de la compañía inmobiliaria surtió efecto desde bien pronto, pues el equipo ascendió a la Superliga china con cuatro jornadas de antelación. Evergrande, con la intención de convertir al Guangzhou en el coloso del fútbol asiático, empezó a despilfarrar dinero en 2011, pese a que los ‘Tigres del Sur’ eran un recién ascendido que jamás había conquistado ningún título liguero. El primer gran fichaje llegó desde Brasil. El conjunto del Cantón fichó a Darío Conca, la gran estrella de Fluminense que se había proclamado campeón del Brasileirão en 2010. Fue, por entonces, el traspaso más caro de la historia realizado por un club chino, que desembolsó diez millones de euros. Además, el mediocentro ofensivo argentino se convirtió en el tercer jugador mejor pagado del mundo, solo por detrás de Messi y Cristiano Ronaldo. Un caro peaje que dio sus frutos.
El Guangzhou Evergrande destinó 324 millones de euros en fichajes durante diez temporadas. Los más caros fueron Paulinho y Jackson Martínez; ambos costaron 42
El Guangzhou, nada más regresar a la máxima categoría del fútbol chino, conquistó la primera liga de su historia, en 2011. A partir de ahí, los ‘Tigres del Sur’ ahuyentaron a sus rivales de manera ininterrumpida hasta 2018, cuando quedaron segundos por detrás del Shanghái SIPG. Durante este brillante periplo, el equipo del Cantón contrató a dos entrenadores campeones del mundo. En 2012, con el objetivo de tocar la gloria continental, el Guangzhou firmó a Marcelo Lippi, que cumplió su acometida un año después, en 2013, cuando el conjunto sureño se proclamó campeón de la Champions Asiática tras vencer al Seoul coreano. El fútbol chino había llegado para quedarse. Por primera vez un club del país oriental era el rey de Asia.
Los ‘Tigres del Sur’ no se quedaron ahí y, hambrientos por ganar más entorchados continentales, firmaron a jugadores contrastados, muchos de ellos brasileños, para confeccionar una de las mejores plantillas de la historia en el fútbol chino. A la región del Cantón llegaron Paulinho, Alan, Robinho, Goulart o Gilardino, todos ellos fichados por cantidades que alcanzaban las ocho cifras, además de procurarles generosos salarios.
Para facilitar la experiencia de los futbolistas de Brasil, la directiva firmó en junio de 2015 a otro campeón del mundo como entrenador, Luiz Felipe Scolari. Unos meses más tarde, el cuadro sureño vencería en la final de la Champions Asiática al Shabab Al-Ahli de Dubái y, casi sin saborear el triunfo, anunciaron la incorporación de Jackson Martínez por 42 millones de euros tras un improductivo paso por el Atlético de Madrid. En total, el Guangzhou, o más concretamente Evergrande, se gastó 324 millones en fichajes en diez años.
Además, por el banquillo chino también pasó uno de los pupilos de Marcelo Lippi en la selección transalpina, Fabio Cannavaro. El Balón de Oro en 2006 estuvo durante tres etapas distintas al frente del Guangzhou, aunque la más destacada fue la última, cuando en 2019 consiguió recuperar el cetro liguero. Era la octava liga en nueve años, un dominio absoluto que parecía no tener final gracias a los millones de Evergrande. Sin embargo, fue la última gran conquista del equipo sureño.
El Guangzhou creó la academia más grande del mundo y empezó a construir un estadio de 100.000 espectadores. Ningún canterano ha triunfado diez años después y las obras se han suspendido
Aunque el proyecto daba pérdidas de 200 millones de euros al año, la compañía las suplía. Además de fichajes, los dueños del club invirtieron en la cantera, y gastaron otros 185 millones para crear la academia de fútbol más grande del mundo, que reunía a 2.500 jóvenes y 50 campos de entrenamiento. Asimismo, en 2020 se empezó a construir un nuevo estadio con forma de flor de loto y con capacidad para 100.000 espectadores estimado en 1.878 millones de euros. Sin embargo, en agosto de 2022 se cancelaron las obras cuando el recinto ya estaba tomando forma, y después de diez años ningún jugador de esa academia ha logrado triunfar en el primer equipo ni en la selección.
La burbuja del fútbol chino explotó, incluso para los clubes que parecían no tener fisuras. Primero, la pandemia dejó al borde del abismo a los equipos. Los patrocinios desaparecieron y los precios de los derechos de retransmisión cayeron estrepitosamente, hasta tal punto que los conjuntos no podían hacer frente a los elevados salarios de sus futbolistas. En 2021, además, llegó la crisis del sector inmobiliario, que golpeó duramente a Evergrande. La compañía estuvo cerca de entrar en bancarrota por unas deudas de 250 mil millones de euros, siendo la inmobiliaria más endeudada del planeta. Asimismo, las autoridades descubrieron que la empresa había inflado sus ingresos entre 2019 y 2020, por lo que Hui Ka Yan, fundador del grupo, fue detenido en noviembre de 2023.
Como resultado, el club se separó de Evergrande en 2022 y las consecuencias fueron terribles. El Guangzhou perdió a todas sus estrellas, sufrió inabordables problemas económicos y, para colmo, descendió a segunda división. Tras dos años en la categoría de plata, la Asociación China de Fútbol le ha negado la licencia para competir profesionalmente en 2025, lo que supone la desaparición definitiva del Guangzhou FC.
El Guangzhou no es el único campeón que ha caído. El Jiangsu Suning, de Álex Teixeira o Éder, desapareció tres meses después de ganar la Superliga china en 2020
Desde el inicio de la pandemia, más de 30 clubes han caído. El Jiangsu Suning, campeón de la Superliga china en 2020 con Álex Teixeira o Éder, desapareció tres meses después de coronarse como rey del país. El Tianjin Quanjian, que en sus últimos cuatro años de existencia gastó 166 millones, también dejó de competir, o el Hebei, que llegó a contratar a Lavezzi o Mascherano, perdió la licencia tras descender con cero puntos y solo dos partidos ganados, pues tenía una sanción de menos nueve por impago a sus jugadores.
El despilfarro económico sin control que tuvo lugar la década pasada, donde los clubes, liberados de normas, gastaban sin parar, ha matado definitivamente al fútbol chino. Aunque el gobierno intervino, fue demasiado tarde. En 2017, la Asociación China de Fútbol implantó un impuesto a aquellos fichajes extranjeros que costasen más de seis millones para evitar grandes derroches. Dos años después, se limitó el tope salarial a los tres millones y se prohibió los apodos comerciales en el nombre de los clubes. Además, en 2020, se aprobó que los equipos no podían gastar más de 75 millones anuales en fichajes.
El ambicioso sueño del presidente chino, Xi Jinping, se esfumó en diez años. El mandamás quería convertir a China en la nueva potencia mundial del fútbol y organizar una Copa del Mundo antes de 2050. Por ello, permitió la inversión millonaria de empresas privadas en los clubes, la creación de 70.000 campos por todo el país o la inclusión del balompié como materia obligatoria en las escuelas. No obstante, el fútbol no es tan simple. El dinero mal invertido puede generar éxitos a corto plazo; en cambio, a la larga todo se desvanece. El Guangzhou Evergrande vivió una década de ensueño, inolvidable, pero que trajo consigo una cantidad incesante de deudas que originaron la desaparición del primer coloso del fútbol chino.
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Fotografía de Getty Images.