ECUAGOL
·12 de septiembre de 2024
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Robinho, jugador del Real Madrid de 2005 a 2008, ha perdido el recurso que presentó su abogado Mario Rosso Vale para reducir su condena de 9 años de prisión por una una violación grupal cometida en Milán (Italia) en 2013.
‘Portal Leo Dias’ informa que la defensa del exfutbolista de 40 años no logró que el tribunal cambiase la categoría del delito de "atroz" a "común".
La misma solicitud se presentó en julio, pero fue denegada por los tribunales.
En Brasil los "delitos atroces" son aquellos considerados más graves y reprobables por la sociedad y no están sujetos a recursos como la libertad bajo fianza.
"La mera aprobación de la sentencia italiana por parte del STJ (Superior Tribunal de Justicia) no es suficiente para otorgar la gravedad del delito, ya que tal calificación depende de la disposición legal expresa", declaró el abogado Mario Rosso Vale.
Mientras tanto Robinho sigue preso en la cárcel P2 de Tremembé, la conocida como la prisión de los famosos de Sao Paulo.
El ex de en Santos, Madrid, Manchester City, Milan AC, Guangzhou Evergrande, Atlético Mineiro, Sivasspor y Estambul Baakehir F. K. es un preso modelo.
"Robinho mantiene la cabeza gacha, está siendo un recluso ejemplar y no ha tenido problemas con otros presos", explicó Mario Rosso Vale.
El diario ‘The Sun’ publicó que Robinho está recibiendo en prisión un curso de eléctrónica básica de 600 horas.
Robinho ingresó en un saturado sistema de prisiones de Brasil, en el destaca sus condiciones de hacinamiento y que ha sido bautizado en la prensa como "el infierno en la Tierra" (reclusos decapitados, salvajes señores de droga, baños con agujeros en el suelo, malas condiciones sanitarias, violencia sexual…").
Un informe de Human Rights Watch sobre las prisiones de Brasil denunció los fondos insuficientes para mantener sus instalaciones y destacó su decadencia.
"El hacinamiento es un problema importante en las cárceles de Brasil y en ningún otro lugar es más grave que en Pernambuco… El Estado ha encerrado a decenas de miles de personas en pabellones diseñados para un tercio de esa cantidad, y ha entregado las llaves a reclusos que utilizan la violencia y la intimidación para gestionar los terrenos penitenciarios como feudos personales", explicó María Laura Canineu, directora de Human Rights Watch.