REVISTA PANENKA
·27 de enero de 2025
REVISTA PANENKA
·27 de enero de 2025
Kevin Carlos Omoruyi (Ceuta, 2001) llegó cedido al humilde y recién ascendido Yverdon-Sport suizo en julio de 2023 procedente de la SD Huesca en busca de minutos, sensaciones y más o menos todo eso que suele decirse. Los primeros meses fueron algo complicados, pero en invierno firmó permanentemente con el club y encontró en el nuevo entrenador contratado una mayor complicidad que en el anterior. El resto rodó solo: acabó anotando 14 tantos y compartió corona con otros dos jugadores como máximo goleador de la Superliga Suiza. En verano llamó un tal FC Basilea: oye, sí, Kevin Carlos, soy yo, Fabio Celestini, el entrenador del Basilea, que te queremos en nuestro equipo, ¿te apuntas? Aceptó, claro, y ha cerrado el año natural 2024 como el jugador con más goles registrados en la competición: 17. Socio de travesuras de Xherdan Shaqiri, se sirve de sus 1,86 metros de estatura y más de 94 kilos de puro músculo para hacer de los balones simples peras de boxeo y de los porteros, sosos púgiles. En Basilea va a entrenar en bicicleta y conduce unos escasos viente minutos hasta Francia para hacer la compra, por eso de los precios. Llega a la sala de prensa del estadio St. Jakob-Park con un chándal de su club, una mochila y con su compañero Bénie Traoré: indudablemente acaban de salir del colegio. Allí les esperan dos periodistas y un encargado de prensa.
A tu ‘yo’ de hace un año y medio: ¿por qué Suiza?
Yo estaba en el Huesca, en Segunda División, y jugaba partidos, sí, pero quería más continuidad. Me fui cedido al Betis Deportivo, aunque no hice buena temporada. Volví a Huesca. No tenía mucha química con el staff, y entonces me llegó la oportunidad de Suiza. Mi agente me comentó que era un recién ascendido y que había que probarlo. Además, la liga suiza es muy física: ¡perfecta para mí! En Yverdon estuve muy bien y conocí muy buena gente. Me ayudó mucho, sobre todo, el entrenador que tuvimos el segundo tramo de temporada. Mantuvimos la categoría. Yo hice muy buenos números; todo mi trabajo se vio reflejado. Estuve muy contento. Al terminar, empecé a tener muchas ofertas de diferentes equipos, y de repente vino el Basilea, uno de los más grandes del país, si no el que más, y tampoco me lo pensé demasiado. Hablé con mis padres y mi agente y concluimos que era una buena opción. Y aquí estoy. Me han recibido bien, la verdad. Estoy contento con este club.
¿Fue un cambio muy drástico pasar del Betis Deportivo, un filial, a un equipo de primera división suiza?
En el Huesca, antes del Betis Deportivo, ya tenía ofertas para jugar en otros países, pero todavía era muy joven: nunca me había ido de casa. Buscamos algo más cerca para ver qué tal, y elegimos Sevilla. En junio le dije a mi agente que probásemos fuera, y llegó la propuesta del Yverdon-Sport.
Pero tendrías también otras ofertas, intuyo.
Sí, sí, tenía varias.
Entonces, de nuevo: ¿por qué Suiza?
Sobre todo, no te voy a mentir, por la seguridad. Suiza es muy seguro. Eso le importaba mucho a mis padres. Además, claro, ¡primera división!
Se dice que Young Boys e incluso Beşiktaş también te llamaron antes de fichar por el Basilea.
Sí, es correcto.
¿Por qué te decantaste por el Basilea y no, por ejemplo, por el Young Boys?
Cuando un equipo te quiere, te dice más o menos lo que va a hacer contigo. La formación, el plan que tienen para ti. Me gustó mucho cómo me hablaron el presidente y el director deportivo del Basilea, encaminando mi carrera al crecimiento y a la madurez futbolística.
Ya sumas varios goles esta temporada. ¿Cómo te sientes sobre el campo?
Estoy mucho mejor. Quiero decir: he cambiado de estilo de juego. En el Yverdon íbamos más al contraataque, y aquí tenemos mucho la posesión. Estoy aprendiendo a moverme en espacios más cortos. No todo son carreras de cincuenta metros. Y me gusta. Disfruto de venir cada día a entrenar y aprender. Bien, estoy bien.
“Jugar con Shaqiri al lado te hace las cosas más fáciles. Tener a alguien con esa calidad ayuda mucho”
Jugar con Shaqiri al lado también tiene que hacer las cosas más fáciles, ¿no?
Sí, hombre, por supuesto. Tener a alguien con esa calidad te ayuda mucho.
¿Tienes una relación cercana con él?
Sí, sí, con todos. Tengo muy buena relación con todos. No sé alemán, pero todos saben inglés.
¿Qué clase de entrenador es Fabio Celestini?
Uno que ayuda mucho. A mí me acompaña en los entrenamientos y me da muchos consejos. Si fallas una vez, no pasa nada: ¡sigue! Lo que no quiere es que bajes la cabeza. Somos humanos: todos fallamos. Me gusta su filosofía. Tenemos buen feeling.
¿Qué diferencias notas entre el fútbol español y el suizo?
Tampoco puedo decir que haya mucha diferencia. Sí puede ser que el suizo sea más físico y que en el español haya un pelín más de calidad, porque hay muy buenos jugadores. Destacaría la multiculturalidad que hay aquí. En este vestuario algo menos, pero en Yverdon tenía muchos compañeros de diferentes países.
Alguna vez has dicho del fútbol semiprofesional español que es bastante más duro de lo que la gente suele imaginar. ¿Cómo recuerdas esos primeros pasos en el filial del Huesca y luego con el primer equipo? ¿Cómo te fuiste curtiendo?
Esas categorías son duras, sí. Hay campos que son una encerrona, pero te lo pasas muy bien. Creo que no todos pueden jugar ahí. ¡Mira la Copa del Rey! Es la evolución del fútbol: luego llegas más arriba en la pirámide y tienes más espacio para jugar, pero también a gente potente que igual te deja un metro, pero llega. No es fácil jugar ahí. Aun así, creo que todos deberíamos pasar, por lo menos, para saber lo que hay.
¿Qué defensas te lo han puesto más difícil en Suiza?
Ahora no recuerdo. Pero todos los partidos son difíciles.
La clasificación está muy comprimida, sí.
Por eso. No es fácil. Cuesta sacar cada partido: te puede ganar el último. Esto es una locura. Por eso es una liga tan divertida.
Paradójicamente o no, apenas dos días después, en la última jornada antes del parón navideño, el Basilea perdió 0-1 contra el Grasshopper Club Zürich, último clasificado en aquel momento.
En su momento le comentaste a un diario local suizo algo así como que en España no se le da suficiente espacio a los jugadores jóvenes, o que se tiene poca paciencia con ellos.
Sí, yo pienso que es así, pero también hay que entender a la liga española: es una competición muy potente. Tienes que salir y brillar a la primera. Apenas puedes fallar. También dije aquello porque en Yverdon me dieron muchas oportunidades. ¡Por eso estoy aquí! Si en España hubiera más paciencia, creo que saldrían muchos más jugadores de los equipos inferiores, porque hay gente con mucha calidad. Pero bueno, así es el fútbol. ¡Y la vida! Si no tienes hueco en un lado, lo vas a tener en otro. Y no pasa nada.
Puede ser por tantas cosas o por tan pocas que un jugador, una persona, no “triunfe”…
Creo que en España hay muy buenos jugadores, pero obcecados con la liga española. Muchos se han ido a otros países y han triunfado, y están viviendo del fútbol tranquilamente. Pero bueno, también hay que mirar la situación de cada uno. Yo diría a la gente, no solo de España, que se fuese algún tiempo a probar a otros países, y, si te sale cara, ¡disfrútalo!
Tú naces en Ceuta, pero enseguida tu familia se muda a Aragón.
Sí, mi padre encontró trabajo y nos establecimos ahí. Nací en Ceuta, pero aún no la he pisado (se ríe). He pasado toda mi vida en Huesca. ¡Tendré que ir algún día para verla, por lo menos!
Tu padre jugó de portero, ¿no?
Sí, jugó de portero en el Ceuta. No sé qué pasó con el club: la directiva no tenía dinero, así que empezaron a poner los típicos carteles por la calle para que la gente fuese a probar, y a él le cogieron. Serían los noventa. Cuando nací yo, paró. Él portero y yo, delantero. Íbamos al parque a jugar.
¿Qué te dijeron tus padres cuando se te presentó la oportunidad de irte fuera, más allá de lo de la seguridad?
No demasiado. Confiamos mucho en mi agente. Él es el que me ha llevado aquí, y le estamos muy agradecidos. Nos sentamos a hablar y él nos explicó. Luego buscamos en internet: buen país, buen sitio. Yverdon es una ciudad tranquila. No hubo problema.
¿Suelen viajar a Suiza para verte?
Voy yo más, pero ellos han venido, sí. Están contentos con Basilea, con la ciudad. En Navidad iré para allá.
Sí, porque ahora tenéis un parón invernal muy pronunciado.
Sí, bueno, la liga se reanudará algo después de mitad de enero, pero nosotros llevaremos entrenando desde mucho antes. Lo que pasa es que en Suiza las vacaciones no son del todo iguales que las de España. Si en España tenemos un mes entero, aquí están partidas: dos semanas en invierno y dos en verano. Debe ser por la nieve. Flipas. Hace un frío que pela. Los campos se congelan. Si no se parara, se aplazarían muchos partidos.
¿De ahí que haya varios campos de césped artificial?
Sí, pero en realidad siempre jugamos en natural. El único campo de césped artificial es el del Young Boys.
Y el del Lausanne-Sport.
Ostras, no me acuerdo.
¿Tenías alguna expectativa de la liga suiza, más allá de lo que hubieras podido ver con tu agente?
Lo que necesitaba era minutos. Sabía que, si los tenía, podía hacer goles. Pero no que fuera a hacer tantos como el año pasado (ríe). Yo sabía que si venía aquí era para jugar, y es lo que conseguí.
Tu llegada a Basilea se oficializó con la liga ya empezada, ¿no?
Sí, llegué a jugar algún partido más con el Yverdon, incluso de copa. El último fue contra el Young Boys, y luego ya me fui.
El Basilea no gana ningún título desde 2017, pero este año parece que estaréis en la pelea, al menos, por la liga.
Así es el fútbol. No puedes tener años buenos siempre. Mira al City o al Barcelona. La cuestión es que tengas esa ambición de ir para adelante. La directiva la tiene, y los jugadores también. Creo que merecemos estar ahí arriba.
¿Sientes o sentiste alguna clase de presión al llegar al club por eso de haber sido el máximo goleador de la competición la temporada anterior?
No sé por qué, pero no suelo sentir presión. Mi entrenador personal y yo seguimos haciendo lo mismo que el año pasado. Luego, en el campo, fluyo; hago mi trabajo. Estoy tranquilo.
¿Qué es de lo que más hambre tienes?
Sobre todo, de ganar lo máximo posible con el Basilea. Los aficionados te lo piden, y creo que hay que dárselo, pero paso a paso, como todo. No es una liga fácil, pero estamos trabajando muy duro y tenemos a un gran staff ayudándonos.
De todos tus goles a lo largo de este año, ¿cuántos habrán sido de cabeza?
La mitad, yo creo. ¡O más! (ríe). Esta temporada he metido más con el pie, pero la pasada… En cada córner, cuidado.
Hombre, tu físico te favorece, en ese sentido.
Sí, claro, no me pueden mover tan fácilmente. Ahora mismo peso 94 o 95 kilos, estoy bien así. Por las mañanas entreno con el equipo y por las tardes, por mi cuenta. También te digo que aquí hay bicharracos. Seguro que hay algún defensa que pesa más que yo.
“No sé por qué, pero no suelo sentir presión. Mi entrenador personal y yo seguimos haciendo lo mismo que el año pasado. Luego, en el campo, fluyo; hago mi trabajo”
Durante tu primera mitad de temporada en Yverdon tan solo metiste tres goles, y luego ya rompiste el saco con otros once. Tuviste un entrenador diferente en cada una de esas fases.
El entrenador que tuvimos durante la primera mitad de temporada no me ponía. No sé qué pasó. Yo entrenaba muy duro y quería jugar; tenía mucha hambre. Él sabrá por qué. Quizá fuera algo personal.
Justo habías ido a Yverdon buscando minutos.
Sí, sí, ya te digo: entrenaba muy duro, me quedaba más tiempo… No sé, no debía gustarle. No me dio la oportunidad.
¿No te comentó el Yverdon los planes que tenía contigo cuando te contactó?
La directiva sí, pero luego el que manda es el entrenador.
¿Qué hablabais?
Cuando una persona no me dice las cosas claras, ya no tengo que hablar más con ella. Si yo te tengo respeto y tú no me tienes respeto, no vamos a ningún lado. No entiendo por qué se comportó así conmigo, la verdad. Pero luego en enero cambió todo.
Y tanto. Tuvisteis una muy buena racha.
¡En casa no nos ganaba nadie! Era muy bueno (ríe). El ambiente era muy acogedor.
Los fans suizos aprietan mucho.
Sí. Lo de aquí de Basilea es otro nivel. Estuve en la grada con mi familia viendo el primer partido del equipo justo al fichar y flipas, flipas (ríe).
Volviendo a tu familia: ¿qué hay de la dieta nigeriana de tu madre?
(Ríe) ¡Puro fufú! Lo comemos desde pequeños. Da energía. Es como una masa de fufú, de harina… Bueno, depende: hay diferentes masas. Y luego una especie de sopa con verdura, carne, pescado… Está muy bueno.
Más allá de tu padre, ¿tu familia es futbolera? ¿Hay costumbre?
No, empezó mi padre, aunque mi hermano pequeño está ahora en el Huesca de delantero. Tiene seis años.
¿A qué se dedica tu familia?
Mi familia tiene un origen humilde. Mi padre era camarero, y mi madre nos cuidaba en casa. También trabajó de limpiadora. Ambos provienen de la misma ciudad en Nigeria. Se conocieron y decidieron venir a Europa. Ahora, mi padre tiene una tienda de alimentos africanos y sudamericanos en Huesca. Es exótica. Nos está yendo bien.
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Fotografía de portada de Jorge Vicente Catalá.