Madrid-Barcelona.com
·9 de mayo de 2023
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De Vinicius interesa que se revuelve cuando le pegan, que responde al público cuando le insultan y que protesta al árbitro cuando considera que no ha pitado una falta. Y con eso es suficiente para venderle como un provocador en la campaña de linchamiento que se ha abierto contra él.
Pero Vinicius es mucho más que todo eso. Además de ser el mejor futbolista del planeta en la actualidad, el más desequilibrante, el más mágico y el más eléctrico, también tiene su corazón. Un corazón tan grande que retrata a sus haters, los mismos que solo buscan porquería para tapar sus innegables virtudes futbolísticas y humanas.
De la final de Copa que ganó el Real Madrid ante Osasuna solo interesó mostrar al Vinicius protestón y "provocador" en la campaña de linchamiento que se ha abierto en contra del jugador brasileño. Pero poco interés han puesto los mismos medios en mostrar la otra cara de Vinicius, la que se vio al final del partido.
Y tuvo como protagonista a Lucas Torró, el jugador de Osasuna al que supuestamente Vinicius declaró odio eterno. Tuvieron sus más y sus menos sobre el césped, pero la rivalidad queda ahí. Torró le pidió a Vinicius dos camisetas antes del partido. Y al término del mismo, Vinicius se puso las dos, para legitimarlas, luego ser las quitó, se las entregó al defensa con el que había estado peleando todo el partido, le dio la mano y se fundió en un abrazo con él.
Este es el "provocador" Vinicius que se lleva mal con todo el mundo.