Olga Carmona: las heroínas también lloran | OneFootball

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Regate Femenino

·2 de septiembre de 2023

Olga Carmona: las heroínas también lloran

Imagen del artículo:Olga Carmona: las heroínas también lloran

Es casi imposible expresar en palabras la actuación de Olga Carmona en el Mundial porque las heroínas, también lloran

Es difícil o imposible si no lo has vivido definir en palabras el conjunto de emociones que vivió Olga Carmona tras la final del Mundial. Como ella misma dijo: “sin saberlo tenía mi estrella antes de empezar el partido”. El pitido final el pasado domingo 20 de agosto en el España – Inglaterra desató la locura absoluta. La Selección Española era campeona del mundo. Por un momento la alegría y el desenfreno se apoderó de los allí presentes y el foco se centró sobre las auténticas 23 heroínas. Entre estas 23 resalta un nombre en especial, Olga Carmona. Capaz de vivir el mejor día de su vida y cumplir el sueño de toda niña, aquel que solamente Andrés Iniesta había logrado satisfacer antes: marcar en la final de un Mundial.

El gol de la lateral del Real Madrid en la primera parte sirvió para instaurar el definitivo 1-0 en el marcador. La andaluza volvía a marcar el gol de la victoria. Una sensación que ya había experimentado pocos días antes contra Suecia. Pero ese 20 de agosto, bajo la atenta mirada del mundo, le tocó vivir una mezcla de emociones. De la euforia máxima al hundimiento. Olga Carmona fue y será la heroína de toda una generación de futbolistas que empiezan a descubrir ahora sus referentes. Mientras se convertía en heroína, perdía a su héroe, su padre, Tomás Carmona. Su estrella ya estaba en el cielo y del cielo la llevo a todas y cada una de nuestras camisetas.


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Dos goleadas ante Zambia y Costa Rica sirvieron para cumplir el expediente con mérito en fase de grupos, al igual que sus compañeras. Era solamente el inicio de un Mundial que ha terminado repleto de altibajos, incluso después de coronarse como campeona del mundo. Como toda gran cita histórica no pudo faltar un momento de dificultad que fue puntual, pero se planteó como el final. En el último partido de la fase de grupos España terminó perdiendo 4-0 contra Japón. Olga fue de las que pagaron los platos rotos sin minutos en octavos y una fugaz aparición de treinta minutos en la segunda mitad en cuartos de final.

La titularidad contra Suecia en semifinales lo terminó cambiando todo. La monotonía se rompió en el momento que España dejó atrás la fase de grupos, pero la locura, el frenesí y el delirio, se desataron con un golpeo de Olga Carmona muy habitual en su repertorio pero pocas veces tan efectivo como el que clasificaba a España a la final del Mundial en el minuto 89’.

El camino a la gloria

Quedarnos solamente en sus dos últimos años del Real Madrid y sus más de 70 partidos en tres temporadas sería un error. En Madrid ya es referente. Hoy también lo es ante los ojos del mundo, pero algún día lo fue también en el barrio de Nervión, sede del Ramón Sanchez Pizjuan y de sus sueños. Criada en la cantera del Sevilla, cumplió el sueño que parece tan cerca cuando vives en Nervión pero tan lejos cuando se trata de un club con la trascendencia del Sevilla. Olga logró aquello que parecía imposible, jugar en el equipo de su infancia. Pero ese era solo el comienzo de una historia que ha vivido su episodio dorado con 23 años y en la que todavía quedan muchas páginas por escribir.

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El sueño cumplido de una niña. Imagen: ElEspañol

Con la naturalidad del primer día, una sonrisa, una bandera de Andalucía que no le permite olvidar sus orígenes y la misma velocidad en el campo que precocidad en su carrera. Olga, que dio sus primeras patadas en Nervión, es de las pocas o la única que jugó a las sombras del templo sevillista para luego pasar a las luces y los focos que implican un Mundial.

Posiblemente nos hemos quedado en la infancia de una joven niña de Nervión con la misma ilusión de todas pero cumpliendo esos sueños como ninguna. El fútbol y su calidad le obligaron o permitieron madurar antes de tiempo. Porque con 16 años ya se lucía versátil en la banda de la ciudad deportiva del Sevilla con su natural desparpajo. En su primera temporada en la élite ya cargaba con una cartera de 22 partidos disputados y 5 goles. Viendo su versión más goleadora y su descaro más absoluto, aunque digan que el brillo de la juventud no vuelve, el brillo de la madurez de Olga Carmona es el mismo que reluce en lo alto del escudo de la Selección. El de la estrella.

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Tres temporadas en su Sevilla natal fueron suficientes para dar el salto al Real Madrid. Aunque las vitrinas no le han sonreído en su última aventura en la capital, su nombre ha empezado a entrar entre las grandes siendo hoy aquella que cumple el sueño no solamente de cualquier niña de Nervión, también de cualquier jugadora profesional. Si os confieso un secreto desde mi humilde visión, nunca he sabido si Olga es carrilera, lateral o extremo, pero algo que siempre he tenido claro es que se trata de una especie en peligro de extinción en un fútbol cada vez más medido al milímetro y previsible. Un rayo de esperanza. O mejor dicho, una estrella fugaz.

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