Parce, la lección de Restrepo ante el error de Aguerre | OneFootball

Parce, qué duro es ver cómo se nos escapa un partido que teníamos en el bolsillo. En el arranque de los cuadrangulares, el DIM venía marcando el ritmo frente al América en el Atanasio, con la hinchada metida y la ilusión intacta. Pero en una jugada inesperada, Washington Aguerre cometió un error que terminó costando el empate. Sí, dolió. Sí, nos dejó con esa sensación amarga. Pero parce… esto también es parte del juego.

No es momento pa’ darle palo a nadie, mucho menos a Aguerre. Este man ha sido clave en momentos bravos, y aunque esta vez se equivocó, sigue siendo uno de los nuestros. ¿O es que ya se nos olvidó cuántas veces nos ha salvado el pellejo? Esto no se trata de buscar culpables, se trata de entender que en el fútbol, así como hay gloria, también hay caídas. Y de esas también se aprende.

Alejandro Restrepo, el profe, nos dio una lección de liderazgo brutal. Mientras muchos esperaban un regaño o un señalamiento público, el man salió fue a respaldar a su arquero. Lo arropó, lo defendió y mandó un mensaje claro: esto lo sacamos adelante todos, como familia. ¡Qué grande, profe! Así se construyen equipos con carácter.

Parce, eso es lo que hace la diferencia entre un grupo y un verdadero combo. Restrepo no solo dirige, también acompaña, siente la camiseta, y sabe que el camino hacia la final no está libre de obstáculos. Hoy fue un error, mañana será una atajada salvadora. Porque esto es fútbol, parce. Y el que no esté dispuesto a perder, tampoco está listo pa’ ganar.

Y ojo, que esto apenas empieza. Un empate no nos va a tumbar. Esto es el DIM, el del pueblo, el que nunca se rinde. La plaza está encendida, la tribuna está lista y los jugadores lo saben: acá no se camina solo. Así que cabeza arriba, parcero Aguerre. Porque las revanchas siempre llegan, y cuando lo hagan, vamos a estar ahí pa’ celebrarlas con toda.

A la gente que ya anda bajando los brazos, les decimos: tranqui, que esto es paso a paso. Los cuadrangulares son una guerra de resistencia, y más allá del tropiezo, este equipo tiene corazón, tiene talento, y tiene una hinchada que no se voltea en la primera curva. Vamos por más, sin miedo, con la frente en alto.

Así que familia poderosa, no olvidemos quiénes somos. Que los errores no nos dividan, que la frustración no nuble la fe. Hoy empatamos, sí. Pero mañana podemos ganar, golear y celebrar. El camino está abierto, y mientras haya un balón rodando, nosotros vamos a soñar. ¡Vamos Medellín, carajo!