Ramos deshoja la margarita | OneFootball

El camero ronda los 200 días sin equipo y espera a enero como la oportunidad para decidirse por alguna de las ofertas que en verano no le satisficieron.

Las redes sociales son la única manera de saber algo de Sergio Ramos, ‘bunkerizado’ en su finca sevillana. Desde allí llegan con cierta regularidad los videos del camero en los que se le puede ver entrenándose a gran nivel y manteniendo su tono físico. Una especie de llamada de atención a un mundo del fútbol del que ya ronda los 200 días sin equipo, desde que decidió finiquitar su regreso exprés al Sevilla, su equipo del alma y del que se despidió en una sombría rueda de prensa. Navas lo hace por todo lo alto, en cambio.

Sergio Ramos ha tenido propuestas de todos los colores. Desde seguir en Europa, con propuestas desde el fútbol turco, hasta marcharse al fútbol árabe. Desde cruzar el charco hasta Estados Unidos, donde recurrentemente se lo ha vinculado con San Diego, hasta hacerlo mucho más al sur, ya que también ha sido vinculado a Boca Juniors. Ninguna de esas ofertas ha cuajado y el motivo no es otro que la falta de convencimiento de Ramos en esos ofrecimientos.

Ahora, el tiempo ha pasado y juega en contra de Ramos y sus 38 años. Por muy en forma que esté, el DNI pesa a la hora de las ofertas económicas que ha recibido. Sigue soñando con la llamada de un Real Madrid asolado por las lesiones atrás, pero es una utopía tal y como acabaron las relaciones en la casa blanca. Y la idea de haber seguido en el Sevilla cada vez gana más peso como la opción adecuada que no fue. Quique Sánchez Flores dijo que Ramos “no quería estar en un escenario catastrófico” como el que se pintaba en Nervión, pero lo cierto es que este Sevilla está a estas alturas bastante mejor que el de Sergio Ramos hace un año.

Enero se presenta como una nueva oportunidad y los requisitos para firmar por un equipo son inferiores que en verano. De no hacerlo, supondría estar toda una temporada parado y el fantasma de la retirada se haría más que presente.

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