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·7 de octubre de 2024

Real Sociedad – Atlético de Madrid (1-1): Un punto rácano

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El Atleti llegó a San Sebastián exigido tras el ridículo perpetrado ante el Benfica y Simeone realizó tres cambios significativos en el once: debutó Lenglet, que tuvo un partido bastante caótico y falto de ritmo, fue titular Javi Galán en el costado izquierdo y, cumplidor, dio buena medida de las dudas que tiene el entrenador en ese costado. También regresó al campo Barrios tras su lesión. En el minuto uno de partido, una jugada soberbia de Griezmann, que asistió de tacón a Julián Álvarez, puso por delante al Atleti en el marcador. El argentino hizo lo que se espera de él, agarró una pelota en el área, controló, y golpeó seco y cruzado para batir a Remiro. Después, la nada.

La Real de Imanol anda en horas bajas: sin embargo, la visita del Atleti pareció revitalizarla. Tras el gol, como viene siendo el modus operandi habitual fuera de casa en los últimos tiempos, el Atleti se encerró en torno a Oblak, y así estuvo hasta que ya en las postrimerías del partido, Sucic hizo justicia en el marcador para cobrar el empate. Lo que ocurrió entre un gol y otro se cuenta y se resume rápido, será esta una crónica corta.


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SAN SEBASTIAN, SPAIN – OCTOBER 06: Antoine Griezmann of Atlético Madrid followed by Jon Aramburu of Real Sociedad during the LaLiga match between Real Sociedad and Atletico de Madrid at Reale Arena on October 06, 2024 in San Sebastian, Spain. (Photo by Juan Manuel Serrano Arce/Getty Images)

El Atleti se encerró y la Real atacó, así durante ochenta y cinco minutos. Oblak tuvo dos intervenciones milagrosas y algunas menos difíciles. El peligro venía por la izquierda con un Kubo inspiradísimo, que volvió loco a Lenglet y también a Galán. En 80 minutos el Atleti no fue capaz de bajar el ritmo frenético de los de Imanol, de intentar cambiar el destino del partido, que parecía abocarse desenfrenadamente hacia el empate. No hubo una posesión larga, una salida rápida, un intento de decirle a la Real que también ellos podían hacer un gol. Parecía sencillo matar el partido a la contra a los ojos de un cualquiera, porque el equipo donostiarra dejaba ya en la segunda parte totalmente desguarecidas sus espaldas, tras sus centrales se abrían espacios con los que sueñan los delanteros de cualquier equipo. Pero el Atleti no los aprovechó, no los transitó, ni siquiera se acercó a ellos.

Simeone metió a De Paul, tal vez para que condujese al equipo hacia esos sitios y paradójicamente el argentino, en un error en la entrega en un pase atrás, condenó al equipo en el gol del empate. Pero salieron también Riquelme, y Sorloth, y Reinildo, y pareció como si no hubieran salido. El equipo siguió igual de plano, igual de hundido, hasta que llegó lo que venía presagiándose durante todo el partido, el empate, e incluso el miedo a la derrota y sin duda, la sensación de que este equipo debería estar para más, debería ser capaz de resolver partidos que se ponen de cara contra un rival que está en horas bajísimas, pero no, la sensación que transmite fuera de casa es que el rival te supera y que no encuentras la forma de explotar tu potencial, haciendo incluso dudar de que éste realmente exista.

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