Se cumplen 27 años del último partido oficial de Diego Armando Maradona | OneFootball

Un domingo, al principio soleado, de octubre y luego derivado en tormenta en el barrio de Núñez fue el escenario donde el diez se calzó por última vez los botines en un Superclásico que pasaría a la historia.

River Plate recibía a Boca Juniors en el Monumental para confirmar no solo el momento de ese inolvidable equipo millonario que dirigía Ramón Ángel Díaz que derivaría en la obtención a fines de ese año en la Supercopa más la coronación del Tricampeonato. Pero un 25 de octubre en 1997 es que los Xeneizes iban por el liderazgo y la Banda roja por su némesis que siempre le complicaba los planes. Aquella tarde sofocante e intenso sol comenzó con el icónico saludo entre el Pelado y Maradona que saltó los carteles para ese apretón de manos famoso con el ídolo riverplatense claramente molesto.

El partido lo tuvo al capitán de Boca de mala forma y no pudiendo demostrar su valía. Incluso hizo más infracciones que las que recibió dando muestras que el cuerpo parecía decirle basta. Lidió con un desgarro que no lo dejo trabajar con normalidad en la semana pero la cita culmine no pensaba perderla. Amén del esfuerzo es que no pudo sacar diferencia alguna y le pidió al entrenador, Héctor Rodolfo Veira, que lo saque y le dé la chance a un joven prometedor que alguna ovación había recibido: Juan Román Riquelme.

Salió Maradona y entró Riquelme. Una generación le pasó la pista a otra. Esa tarde en el Américo Vespucio Liberti ganaba el local por un gol de Sergio Berti de manera cómoda y el complemento fue que la visita llegó al empate mediante Julio César Toresani que definió sobre la salida del arquero y de un córner es que Jorge Bermúdez fue una pared para un Germán Burgos que quedó pedaleando en la salida y Martín Palermo cabeceó para dar vuelta la historia. Los reclamos airados sobre el árbitro Horacio Elizondo de parte de Leonardo Astrada como Marcelo Gallardo no hicieron mella en el juez y Boca se quedaría con aquella inolvidable edición del Super donde una inclemente tormenta se desató hasta el final del mismo. Aquel aguacero fue el baño de realidad para un Diego Armando Maradona que se despidió del estadio con las famosas declaraciones de «Boca fue Boca y River fue River» más los gestos a la tribuna. En la semana anunciaría su retiro de la actividad profesional y nunca más la cinta ni la diez se reencontraría con Pelusa de manera oficial hasta que decidió en 2001 que la pelota no se mancha en una Bombonera pletórica del por entonces último gran ídolo.