Notas de Fútbol
·4 de enero de 2025
Notas de Fútbol
·4 de enero de 2025
Sergio Conceiçao, nuevo entrenador del Milan tras la destitución de Fonseca, lo tenía muy claro en la previa: “el fútbol es muy simple, hay una portería en la que se marcan goles y otra que debes proteger. Para mí, el tiki taka es meter el balón en la portería rival”. Dicho y hecho: en su debut en las semifinales de la Supercopa de Italia ante la Juventus, el cuadro rossonero no hizo un partido para enmarcar, pero supo darle la vuelta al marcador y remontar el tanto inicial de la Vecchia Signora. Tras ello, se dedicó a defender la renta obtenida. No es poco botín ante una Juventus que no está haciendo una temporada brillante pero permanece invicta en la Serie A, aunque sea con unos cuantos empates de más.
No fue una revolución la de Conceiçao en el equipo milanista, pero se vieron detalles: Tomori entró por Gabbia en el centro de la zaga tras convertirse el italiano en titular con Fonseca. Por su parte, Bennacer volvió al equipo titular tras recuperarse de su lesión: se le notó el tiempo de baja, perdió balones y se le vio lento en sus movimientos, pero puede ser el mejor fichaje invernal del Milan en cuanto recupere facultades, tanto por su buen hacer en la media como por la falta de efectivos en esa zona.
Con ello, Reijnders adelantó unos metros su posición, pero no fue el mejor partido del holandés en particular ni del ataque milanista en general. Alex Jiménez fue titular en la izquierda ante las bajas de Leao, Okafor y Chukwueze, pero entró poco en juego. Pulisic corrió una maratón pero no fue su mejor día, y Morata fue una isla en punta. La Juventus de Motta se hizo con el centro del campo en la primera mitad, aunque no generó el peligro que debía.
No le faltaba morbo al partido: en su debut, Conceiçao podría enfrentarse a su hijo, Francisco, flamante fichaje juventino esta temporada, pero el destino quiso dejarlo para más tarde al lesionarse el extremo en el calentamiento. Cosas de la vida, fue sustituido por Kenan Yildiz y el turco fue (una vez más) el mayor peligro de su equipo: suyo fue el único tanto de la Juve tras una buena contra que pilló a Theo desprevenido. En el uno contra uno, Yildiz no falló en el primer palo tras engañar a un Maignan que esperaba un disparo cruzado.
Pero no bajó los brazos el Milan: agitados por un Conceiçao más enérgico en el área técnica de lo que solía Fonseca, y por los cambios de Musah y Abraham, que aportaron intensidad al equipo, se toparon con un penalti tras derribar Locatelli a Pulisic. No lo tiró muy bien el norteamericano, pero lo suficientemente fuerte para doblegar la mano de un Di Gregorio que aguantó en el centro sin vencerse a un lado.
El empate dio paso a los mejores minutos de un Milan que encontró por fin grietas en el equipo de Motta, y en una contra, Musah se internaba por la derecha, vio claro el pase al medio, Gatti se interpuso y su despeje fue directo a la red de un Di Gregorio que también había visto tan claro el pase que dejó desguarnecida su portería.
El Milan remontó y Conceiçao, tras marcar dos goles en la portería rival, dio paso a la segunda parte de su plan: defender la propia, por lo que dio entrada a Gabbia por Morata para disponer de tres centrales. La Juventus buscó el empate, pero se topó con el muro rossonero. Sólo al final metió el miedo en el cuerpo a Maignan con un remate cercano de Gatti, pero Gabbia se disfrazó de héroe para despejar. No hubo tiempo para más: el Milan de Conceiçao debutó con una victoria de pedigrí y habrá Derby della Madonnina en la final. Favorito el Inter, pero Conceiçao tiene un plan.