moiceleste.com
·25 de junio de 2024
moiceleste.com
·25 de junio de 2024
Foto: Alberto Pizzoli / Getty Images
Además de los jugadores con pasado en el Celta que estos días disputan la Eurocopa en Alemania, varios excélticos pueblan los banquillos de las principales selecciones europeas. Además de GoranDjorovic, que ejerce como asistente en Serbia, nos encontramos con Sylvinho, primer entrenador de la selección de Albania, que cuenta con otro excéltico como Doriva como su mano derecha.
La selección albanesa, habitualmente una cenicienta del fútbol europeo, logró el pasaporte para la gran cita europea cayendo en el llamado "grupo de la muerte", con tres trasatlánticos como España, Italia y Croacia, donde ayer concluyó su paso por la Eurocopa, con cero puntos pero con honores. Albania solo sumó un empate ante Croacia, pero compitió en todos los partidos, se adelantó ante Italia y Croacia, a la que tras ser remontada igualó en el descuento, y dio la cara ante España, aunque el combinado de Luis de la Fuente jugó con muchos suplentes.
Sylvinho logró mantener a su modesta selección con vida casi hasta el último minutos de su participación en la competición. Un mérito enorme para unos jugadores reclutados de varios países tras una gran labor de la federación albanesa buscando futbolistas profesionales con antepasados albaneses. La diáspora ha dado sus frutos, y la llegada de Sylvinho al banquillo les ha aportado la competitividad suficiente como para firmar una Eurocopa más que digna.
Ahora se abre un nuevo escenario para el excéltico, que será uno de los técnicos que mejor ha aprovechado la cita continental para hacerse un hueco en el complicado y exigente fútbol europeo. Su paso por la selección albanesa le proporcionará la oportunidad de dirigir a algún equipo importante en el viejo continente.
Para aquellos que nos leéis y sois más jóvenes, nunca está de más recordar la figura de Sylvinho, que defendió la camiseta del Celta entre 2001 y 2004, disputando 107 partidos oficiales en los que marcó 4 goles, uno de ellos inolvidable, anotado con una preciosa volea desde la banda izquierda ante el Barcelona en Balaídos. Fue componente del equipo que logró la única participación del conjunto vigués a la Champions League, pero también de la escuadra que un año después acabó en Segunda División. Tras ese descenso se marcharía al Barcelona, donde jugó cinco temporadas, antes de colgar las botas vistiendo la camiseta del Manchester City.