Theo Walcott: atrápame si puedes | OneFootball

No envidio a la gente con pelazo. Envidio a quienes saben arreglar un grifo, cambiar el motor de un coche o hacer una tarta de queso cremosa por dentro. No envidio a la gente que pronuncia bien la r, pero sí a los que no se traban al decir “es imposible hablar mal de Arturo”. Envidio a las familias que no les falta nadie en la mesa por Navidad. No envidio a la gente que no le gusta el roscón de trufa, ni mucho menos a aquellos que le echan kétchup a la pasta. Pero si hay algo que de verdad envidio, y envidiaré durante toda mi vida, es una habilidad física solo apta para los elegidos. Sí, envidio a la gente que es rápida, vertiginosa, dinámica. Envidio, y mucho, a Theo Walcott.

Pensarás que soy imbécil. Sé que tienes la firme convicción de que la velocidad se entrena. Pero la realidad es otra: veloz se nace, no se hace. Llevo meses buscando en Google y en ChatGPT un entrenamiento milagroso para que dejen de adelantarme las señoras con los palos de senderismo. Hasta probé, como última opción, mirar vídeos de Theo Walcott para ver si podía mejorar de alguna manera. Sabía que jamás correría como él, pero después de ver ‘Theo Walcott Pure Speed‘ en YouTube, mis ganas de seguir intentándolo se quebraron por completo. Qué hombre.

El exfutbolista inglés vivía en cámara rápida. Pasaba de 0 a 100 en menos de dos segundos. Era inaudito. Sus autopases por la banda derecha, las galopadas de 50 metros y sus definiciones al palo largo aún siguen revoloteando en la memoria de los aficionados del Arsenal. Theo era un quebradero de cabeza para los laterales, pero un alivio para sus compañeros: si no sabías lo que hacer, balonazo a Theo y a correr. La vieja confiable cuando la cosa se ponía fea.

Para los más ambiciosos, la carrera de Theo Walcott pudo parecer poco enriquecedora. El exfutbolista inglés, tras 20 años de carrera, consiguió tan solo tres FA Cups y dos Community Shields. Pero para los románticos de este deporte, su trayectoria es ejemplar. Empezó en el Southampton, el equipo de su ciudad natal. Salió de casa y brilló durante 12 temporadas en el Arsenal de Wenger, convirtiéndose en una pieza clave en uno de los mejores equipos de la Premier League. Pasó un tiempo en el Everton y, al final, regresó al Southampton para colgar las botas rodeado de su gente. El círculo perfecto: salir de casa, triunfar y volver.

Es obligatorio envidiar a Theo. Hasta su nombre mola: Theo James Walcott. Su destino estaba escrito para ser el protagonista de una película navideña grabada en Nueva York o convertirse en una leyenda de la Premier. Cumplió una de ellas, nada mal. Tal vez el secreto de su velocidad estaba en su pelo rapado, diseñado para aligerar peso. Aunque eso no pienso probarlo: no quiero sumar a mi lista de envidias a quienes tienen pelazo.

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Fotografía de Getty Images.