La Galerna
·25 de enero de 2025
La Galerna
·25 de enero de 2025
Aviso: el siguiente relato de los hechos no es una ficción sobre corrupción deportiva. Es una historia real. En el fútbol femenino se observan sin trampantojos todas las confluencias hediondas del fútbol español. Con la prensa especializada a la cabeza, el fútbol femenino acapara muchos más titulares por polémicas que por lo acontecido en el terreno de juego. Un clima que genera hastío en una notable parte de la sociedad. De camino al siguiente lío, la prensa intentó criticar a Olga Carmona, jugadora del Real Madrid, al cortar sus declaraciones acerca de la posibilidad de que la Supercopa de España femenina se dispute en Arabia Saudí, en comparación con las palabras de las futbolistas del Fútbol Club Barcelona. Los ventiladores mediáticos que trabajaron a destajo con “el piquito” de Luis Rubiales guardan silencio con el acoso que denunciaron las parejas de los jugadores del Mallorca, y que niega la Real Federación Española de Fútbol. Quien también permanece callada es “La Reina”, la mismísima Alexia Putellas está muda en esta ocasión, quien sabe si porque ella no ha tenido reparos en asistir a actos en Arabia Saudí con anterioridad.
Entre este runrún característico del “fútbol jugado por mujeres”, que dice alguna comentarista de RTVE, la Supercopa femenina se está disputando en Leganés un año más. Sandra Sánchez Riquelme, cara visible del fútbol femenino en Relevo, explicó su enésimo enfado, en esta ocasión por motivos como el escaso margen de tiempo con el que designó la sede, el balance económico del torneo o la cadena que retransmite el torneo. La realidad es que la Real Federación Española de Fútbol no recibió ofertas estimables para acoger la Supercopa femenina, una competición engendrada con el sistema a cuatro del masculino, cuando en España la desigualdad en el fútbol femenino todavía es manifiesta. En cuanto al factor económico, las declaraciones de Sánchez Riquelme no sorprenden cuando proceden de la redacción de Relevo, señalado como un agujero de pérdidas millonarias que sitúan al borde del despido a los trabajadores del deportivo de Vocento.
Las gradas despobladas, propias de la época en la que había restricciones a causa de la última pandemia, no estuvieron completamente vacías porque la organización regaló entradas entre clubs de la zona. El Barça cumplió los pronósticos y se impuso en la primera semifinal al Atlético de Madrid. El partido se jugó durante 70 minutos sin VAR, hecho que se conoció a la conclusión del mismo. El Comité Técnico Arbitral emitió un comunicado en el que pidió disculpas, seguido de otro por parte de Mediapro, que afirmó: “Los medios técnicos y humanos desplegados son idénticos a los utilizados con pleno éxito en cada jornada en los partidos de LaLiga, tal y como había solicitado la RFEF”. Los problemas técnicos señalados por la empresa catalana apenas tuvieron recorrido mediático, a pesar de la gravedad del asunto.
El Real Madrid accedió a la final el jueves al doblegar por 3 a 2 a la Real Sociedad. Marca, uno de los medios cuyos enviados especiales a Yeda mejor se lo pasaron en los actos organizados por la Real Federación Española de Fútbol, disparó mediante Pablo Parra: “El VAR libra al Real Madrid de un 'Superlío'”. En rueda de prensa, los periodistas tan combativos desde sus atalayas, bajaron las cabezas ante Alberto Toril. El técnico cordobés, ese al que señaló José Mourinho en su día, se quejó ante los micrófonos de la notable diferencia de descanso que favorece al Barcelona. Esa misma noche en el espacio de Juanma Castaño, una de las ovejas asustadas, Andrea Peláez, dio rienda suelta a su antimadridismo, al decir que Toril quería cubrirse las espaldas antes de encajar una goleada. ¡Vaya, Peláez! ¡Tú, que siempre insistes en la necesidad de que las futbolistas luchen por sus derechos, ahora te parece mal que alguien proteste porque no se respeten las 72 horas de descanso que recomienda la FIFA! “No estamos acostumbrados a alguien que hable tan claro”, insistió Peláez, mientras David Sánchez y Dani Senabre llamaban “llorón” y “manipulador” a Alberto Toril. Como el Pisuerga pasa por Valladolid, Isaac Fouto justificó a la Real Federación Española de Fútbol, pues en su opinión que la final se dispute a las doce de la mañana del domingo es el mejor horario posible.
Las audiencias de la Supercopa femenina quitan la razón a los Riquelme y los Fouto. Los partidos emitidos en La 2 se quedan lejos de los datos de Saber y Ganar, a pesar del trato preferencial que otorgan desde San Cugat al fútbol femenino, en detrimento, por ejemplo, de la participación mundialista de la Selección Española de Balonmano. En las redes sociales, la única jugada que se viralizó fue el fallo de la colchonera Ajibade ante el marco de Cata Coll. Las palabras de Toril habían hecho daño. El Barça tocó la corneta para que los medios a su servicio (es decir, casi todos) compitiesen por agrandar el ridículo. En el argumentario filtrado desde Barcelona se justificó que el Fútbol Club Barcelona tenía derecho a elegir los horarios porque era el campeón de Liga y Copa. Un privilegio que sin embargo no está recogido en ningún reglamento de la Real Federación Española de Fútbol. Una norma, que en caso de existir, dejaría en mal lugar a la Federación, pues en Arabia Saudí, fue el Real Madrid quien se ejercitó en primer lugar, y no fijó el horario de la final, aunque el Barça participó sin haber ganado ningún título la temporada previa.
En el diario AS, Marta Griñán salió contra el entrenador blanco, pero su argumentario se volvió en su contra: “No obstante, es precisamente la final del domingo la que hace que Real Madrid y Barcelona desempaten en estos términos, de hecho, en la temporada 2023-24 y la actual el Barça ha tenido más descanso en tres de los cinco cara a cara, lo que se acerca al porcentaje expuesto por el técnico”. David Menayo, en Marca, se refirió a las quejas de Toril como una “polémica artificial”. Como no podían quedarse atrás, Sánchez Riquelme y Mayca Jiménez confirmaron los rumores en el deficitario medio de Vocento: “El cabreo de Toril se topa con la realidad y tiene de fondo una tensa reunión por la Supercopa: el Barça elige porque son las normas”. En el Sport, María Tikas confesaba sin darse cuenta lo ocurrido: el Fútbol Club Barcelona se reunió con la Real Federación Española de Fútbol inmediatamente después de que se anunciase el 26 de diciembre que Leganés sería la sede de la Supercopa femenina. En esas mismas fechas, la entidad que preside Joan Laporta tenía otro asunto de mayor trascendencia en manos de Rafael Louzán, como era (y es) la inscripción de Dani Olmo. El Barça no se fue de vacío y obtuvo con sus quejas una compensación económica, al considerar que el Real Madrid parte en ventaja al disputarse el torneo en Leganés. Louzán validó las tesis de Irati Vidal, colaboradora de Barça One, Radio Marca y GOL, que puso en la diana al Real Madrid porque el torneo se juegue en Leganés.
Joan Laporta asegura que la economía del Barça vuelve a ser fuerte, pero entre los motivos que dio el club que preside a la Real Federación Española de Fútbol, se encuentra el encarecimiento de los hoteles por la celebración de FITUR. El vestuario del Barça femenino no está en manos de su técnico, sino de las mismas jugadoras que se amotinaron en la Selección para posteriormente vender su historia a Netflix y señalar a sus compañeras del Real Madrid, y ha decidido volver a sus casas en la Ciudad Condal en lugar de pernoctar en la Comunidad de Madrid. Efectivamente, mientras la prensa española carga contra el Real Madrid por viajar en avión a Valladolid, las azulgranas doblarán sus vuelos. Un Barça que presume de contar con un avión de Vueling en exclusiva para la sección femenina. La batalla por el relato seguía perdida. Por ello, el Informativo de La 1 emitió una entrevista a Ona Batlle, que justificaba que a pesar de ser las campeonas, jugaban en desventaja por tener que desplazarse a Madrid. En este maremágnum de información, ninguna señaló que los horarios de los entrenamientos de la Supercopa femenina fueron modificados una vez se oficializaron a propuesta del Barça y sin el consentimiento del Real Madrid.
Las ruedas de prensa antes de la final se planteaban este sábado con un único tema, que volvía a ser extradeportivo. Cata Coll dijo que el Real Madrid pone excusas, y que donde se habla es en el campo. Alberto Toril se reafirmó para disgusto de los presentes. El Real Madrid solo autorizó las preguntas de su propio canal de televisión, y aquellos que hacen del antimadridismo su trabajo se volvieron a marchar con las orejas gachas. “No es Mourinho el que habla, es Alberto Toril el que ha expresado estas opiniones en las que calienta de manera innecesaria la final entre el Barça y Real Madrid de la Supercopa que se disputará el domingo a las 12h en Butarque”, fue el resumen que hizo Sport de la comparecencia del cordobés.
En este ambiente, el Real Madrid tiene motivos para afrontar la posibilidad de que el equipo femenino levante su primer título. Olatz Rivera Olmedo será la encargada arbitrar el encuentro, colegiada de infausto recuerdo para las blancas por sus actuaciones en dos duelos que se saldaron con victoria culé por la mínima. En el VAR, sí funciona, estará Marta Huerta de Aza. El equipo ganador percibirá 27.500 €, una cifra que no daría al Barça para cubrir sus cuatro vuelos privados a Madrid. “No me vengáis con el cuento de “es que no genera”, por favor”, tuiteó Sandra Sánchez Riquelme. Con este nivel, las afirmaciones más cuerdas al respecto del fútbol femenino fueron las realizadas por Javi Poves, un entrenador “terraplanista” que llevó Juanma Castaño a su “show nocturno”, en el que dijo: “Choca frontalmente que el fútbol de la mujer tenga que ser subvencionado o ayudado cuando una de las premisas fundamentales del feminismo es no ser sostenidas por nada, ser autosuficientes. Si queréis ser autosuficientes, lo que no puede pretender el fútbol femenino es ser sostenido con el dinero de los demás. Que ellas se paguen sus fiestas igual que yo me pago mis fiestas”. A dos semanas de que el fútbol femenino vuelva a abrir portadas por el inicio del juicio a Luis Rubiales y su séquito tras el archiconocido “piquito” a Jenni Hermoso, el incendio nunca ha terminado de apagarse. El convenio colectivo sigue siendo motivo de discrepancia, y en la Selección Española se viven momentos de alta tensión por la decisión de Montse Tomé de renovar el equipo que fracasó en los Juegos Olímpicos. Un escenario que se recrudece a escasos meses de que el Consejo Superior de Deportes finalice su millonaria inyección para el despegue de la irrelevante Liga F.
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