Mundo Levante UD
·27 de diciembre de 2024
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Esta es la historia de cómo y porqué Willie Stewart logró ser mejor atleta tras perder el brazo. En su centro educativo, el Instituto Langley de Mclean ubicado en Virginia, donde sus alumnos brillaban en cada una de las disciplinas deportivas a las que se presentaban, Willie era la cabeza del león.
- Willie Stewart, más conocido como 'el manco', en una carrera Ironman -
Nuestro protagonista practicaba la lucha libre sin cansarse demasiado, porque su verdadera pasión y donde realmente despuntaba era en el rugby. No obstante, mientras en el rugby era la estrella del equipo, en la lucha libre triunfó también como campeón de su peso. Fue el joven más envidiado de Virginia hasta el fatídico verano de 1980, donde tras graduarse, tomó la responsable y madura decisión de no pirarse de vacaciones y aprovechar el verano para ganar dinero trabajando en la obra donde su hermano era el capataz.
La empresa se dedicaba a la instalación de tejados y, durante ese verano, se encontraba realizando la mastodóntica construcción del tejado del edificio Watergate en Washington DC. Junto a la torre de refrigeración se encontraba Willie y otro compañero, retirando escombros con una cuerda con un cabo en cada extremo, cuando sucedió el accidente que dejó a nuestro atleta sin brazo.
El otro peón le lanzó desde lo alto la cuerda a Willie, con la mala fortuna de que cayó sobre su brazo, quedando éste rodeado por la cuerda, y con el otro extremo enganchado en una de las hélices de un ventilador de la torre de refrigeración junto a la que se encontraban. Atrapado por la cuerda que rodeaba su brazo izquierdo, el movimiento de las aspas le elevó hasta chocar contra el techo, para después provocar que sus huesos se rompiesen, sus tendones se rasgasen y su mano quedase limpiamente seccionada.
Willie dejó el deporte y comenzó a basar su existencia en autodestruirse. Salía de juerga y buscaba pelea. En su cabeza todo el mundo le miraba mal por faltarle un brazo. Sus padres estaban hartos de su ‘modus vivendi’ y acabaron echándolo de casa.
Preso de las mismas costumbres, pero con algún ángel enviado del cielo todavía queriendo rescatarlo, una mañana más pedo que Alfredo, se vio de nuevo realizando deporte en una carrera de 5 kilómetros junto a un amigo de su madre.Tras dos años de oscuridad, dolor y vergüenza, volvía a sentir orgullo, satisfacción y felicidad por la consecución de algo.
Las buenas sensaciones en la 5k le sembraron la semilla de volver a ser quién un día fue y convertirse en la persona que un día se prometió que sería, y la televisión le mostró ante sus ojos la linde que debía perseguir para reencontrase consigo mismo. Una tarde de domingo, la cadena ABC retransmitía el campeonato mundial de triatlón.Esa misma tarde fue a comprarse un traje de una pieza de triatlón, para después nadar en el río, pedalear un par de kilómetros en bicicleta y acabar el entrenamiento caminando hasta el McDonald's más cercano para recuperarse zampando dos Big Mac.
Se sentía tan vivo, que ya nada iba a pararle.Dedicó el siguiente año en ser mejor atleta de lo que nunca fue. Corrió desde carreras de 5 kilómetros hasta maratones. Fue disciplinado, concienzudo y se convirtió en su mejor versión. Algún día disputaría ese campeonato mundial de Ironman en Hawai, no le cabía duda. Pero antes de todo, deseaba volver a su equipo de rugby.
Aunque fuera sin un brazo, pero volvió y lo hizo siendo mejor de lo que era el día que tuvo que dejarlo.Empezó en el tercer equipo del Northern Virginia RC y acabó en el primero. Suplió la ausencia del brazo con unas aptitudes físicas y mentales que antes nunca tuvo. Fue considerado, por aquellos que compartieron vestuario con él, mejor jugador que cuando tenía los dos brazos.
Willie Stewart, tras años de preparación y con una perseverancia de las adaptaciones cerebrales mediante la plasticidad sináptica,finalmente logró competir y terminar su primer Ironman. Más allá de contratiempos y momentos de debilidad, su tiempo fue de 10:48:15, con un sprint final rebosante de euforia y sintiendo que podía correr 8 kilómetros más. Había adelantado a 500 competidores durante el maratón, hasta acabar en el puesto 532. Y, aunque a él se la pelaba porque no le gustaba ser considerado como un discapacitado inferior al resto de competidores, bien cabe resaltar que quedó como primero de la división de personas con discapacidad.
Willie volvió a correr el Ironman tres veces más. Después probó en carreras cien kilométricas en mountain bike y descensos en kayak por el Gran Cañón. Además, probó en carreras de aventura de 24 horas.Más tarde, en 2006, ganó el maratón Catalina en la división absoluta. Y hoy día todavía algún tolai le repite aquello de:
- ¡Imagina lo que habrías hecho de tener dos brazos!
A lo que él contesta:
- No habría hecho nada de esto.
Ver detalles de la publicación"Tu cerebro se adapta, solo limítate a intentarlo"
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