Bellingham no le dio la mano a nadie del Barça. Un gesto que no pasó desapercibido | OneFootball

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·27 avril 2025

Bellingham no le dio la mano a nadie del Barça. Un gesto que no pasó desapercibido

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​ En una final cargada de emociones, hubo un detalle que no pasó desapercibido. Mientras el FC Barcelona rendía honores al Real Madrid con un pasillo como subcampeón de la Copa del Rey 2025, Jude Bellingham fue el único jugador blanco que se negó a dar la mano a los futbolistas culés.


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Un gesto que ha generado polémica en las redes sociales

Un gesto frío, desafiante, que rápidamente ha encendido las redes sociales y ha generado una ola de debate entre aficionados y medios.

El pasillo, una tradición de respeto en el fútbol español, se produjo tras el pitido final. Los jugadores del Barcelona formaron dos hileras para reconocer la entrega de los futbolistas blancos, pese a la histórica rivalidad que marca a ambos clubes. Uno a uno, los jugadores del Real Madrid cruzaban entre aplausos, chocando manos con los blaugranas… todos menos uno: Bellingham.

El inglés, con gesto serio, avanzó recto, sin mirar ni ofrecer la mano a los jugadores del Barça. Una imagen poderosa, que para muchos representa el espíritu más competitivo y orgulloso de un futbolista que odia perder y no tolera la derrota con diplomacia.

La actitud de Bellingham no ha tardado en generar reacciones. Entre los madridistas, algunos aplauden su rebeldía como muestra de carácter. Para ellos, un jugador del Real Madrid no debería celebrar ni aceptar honores tras perder una final. En cambio, desde el entorno blaugrana, el gesto ha sido interpretado como una falta de respeto a la tradición y al fair play que siempre ha defendido el fútbol.

¿Un gesto de orgullo o de soberbia?

Bellingham no es un futbolista cualquiera. Desde su llegada al Madrid ha mostrado una personalidad arrolladora dentro y fuera del campo. Su decisión de no sumarse al protocolo del pasillo refleja esa intensidad que le ha llevado a convertirse en uno de los líderes del equipo en tiempo récord. Para algunos, fue un gesto de orgullo. Para otros, de soberbia.

Lo cierto es que la imagen ya forma parte de la narrativa de esta final. En un deporte cada vez más medido y protocolario, Bellingham ha roto el guión y ha dejado claro que no está hecho para sonrisas forzadas. Ni siquiera en la derrota.

¿Fue un gesto de coraje o una falta de respeto? Cada aficionado tendrá su propia respuesta. Lo que nadie puede negar es que Jude Bellingham sigue escribiendo su historia en el Real Madrid… a su manera.

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