FCBN
·12 janvier 2025
FCBN
·12 janvier 2025
El FC Barcelona aplastó al Real Madrid en la final de la Supercopa de España (2-5) a pesar de las habituales 'ayudas' de Jesús Gil Manzano a la 'Casa Blanca'. El colegiado extremeño se negó a expulsar a Eduardo Camavinga hasta en dos oportunidades durante una primera parte imperial del Barça. Los culés dominaron el partido de principio a fin, remontando el tanto inicial de Kylian Mbappé con cuatro goles antes del descanso que retrataron a toda la defensa 'merengue'.
Víctima de su habitual torpeza en la marca, el '6' cometió un penalti infantil sobre Gavi en el minuto 34. El mediocentro culé se anticipó en un balón dividido dentro del área y el galo, aún sabiendo que jamás llegaría a despejar un balón alto, extendió su pierna izquierda, impactando directamente en el muslo del futbolista andaluz. Aunque Gil Manzano estaba bien posicionado, pasó por alto la jugada y, de no ser por el VAR, la falta ni siquiera habría sido sancionada.
Tras la revisión en el monitor, al colegiado no le quedó más remedio que pitar el penalti y amonestar a Camavinga, si bien se trataba de una acción que ameritaba la roja directa, al tratarse de una plancha directa al muslo de Gavi, sin intención de disputar el balón. Para completar el bochorno, el juez principal volvió a perdonar al internacional francés en el 45' tras un claro agarrón sobre Lamine Yamal, impidiendo una contra del Barça. La acción era la segunda amarilla para el de Cabinda, pero Gil Manzano solo sancionó la falta.
Tras el descanso, Carlo Ancelotti, sabiendo que el galo estaba en la cuerda floja, puso a Dani Ceballos en su lugar. El plan del entrenador italiano fracasó estrepitosamente, con un Camavinga que, si bien comenzó aplicado en la marca, cerca de los centrales para colaborar con la recuperación y salida, acabó siendo superado junto a a Fede Valverde por Gavi y Pedri, además de un Marc Casadó que nuevamente completó un gran partido como pivote, asistiendo a Raphinha en el quinto tanto azulgrana.