Enelcamarin.cl
·20 février 2025
El Caso de Natsumy Millones y la Importancia de Resguardar la Salud de un (a) Futbolista. (Por @RodMol50)
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·20 février 2025
Hace tres días atrás, la futbolista de Coquimbo Unido, Natsumy Millones, sufrió un serio percance de salud durante un entrenamiento. El club coquimbano activó todos los protocolos para resguardar la integridad de la joven y talentosa jugadora y, junto con brindarle los primeros auxilios, procedió a derivarla al Hospital San Pablo, de la capital de la ex Cuarta Región.
De acuerdo con lo informado por la institución “pirata” en sus redes sociales, Natsumy se encuentra internada bajo sedación o coma inducido, situación clínica que se mantendrá para favorecer su estabilización y evaluar su estado de salud con mayor certeza. También se señaló que la futbolista permanece con ventilación mecánica.
El ambiente que rodea al fútbol femenino, jugadoras, hinchas y medios de comunicación, se conmovieron con la actual situación de Natsumy y expresaron sus sentimientos de solidaridad con su familia y sus compañeras de equipo, llegando a participar, inclusive, en cadenas de oración para pedir por su pronta mejoría. La Roja Femenina, quien disputará partidos amistosos con su similar de Argentina, sacó un comunicado donde envió sus mejores deseos de fuerza y entereza para la delantera coquimbana y sus seres queridos, al igual que algunos equipos de la Primera Femenina y del Ascenso Femenino.
El fútbol posmoderno de hoy da mucho énfasis a las capacidades físicas por sobre las virtudes técnicas. En la actualidad se privilegia trabajar aspectos tales como la velocidad, la presión, la intensidad, la fortaleza y la resistencia, por lo que una adecuada preparación física es primordial para llevar a cabo los objetivos que todo equipo se propone desde la pretemporada, pero sumado a la importancia que se le da a la parte física, es fundamental que cada institución cuente con un adecuado equipo médico, que esté presto no solo a estar atento a cualquier accidente o lesión que sufra un o una futbolista, sino también a prevenir cualquier situación que afecte la salud de un deportista.
No solo es fundamental que cada club cuente con un cuerpo médico preparado para todo tipo de instancias, sino que también disponga de toda la tecnología asociada con el desarrollo de este deporte y las capacidades físicas de los y las futbolistas, además del instrumental necesario para ser utilizado en caso de cualquier lesión o accidente de un jugador o jugadora, como, por ejemplo, un desfibrilador, útil en caso de uno de ellos o ellas sufra de un incidente de índole cardiaco o respiratorio. Tanto en el fútbol femenino como en el fútbol formativo, por ejemplo, desde hace muchos lustros que se lucha por la presencia de cuerpos médicos en las bancas técnicas, y porque cada equipo que juegue en condición de local disponga de la presencia de una ambulancia en el recinto deportivo, equipada para brindar las primeras atenciones a un (a) futbolista que haya sufrido un percance de gravedad dentro del campo de juego y ser llevado a un centro asistencial con posterioridad. Solo se dio respuesta a estos requerimientos cuando a los clubes que no presentaban cuerpos médicos en las bancas o en donde se encontraba ausente la ambulancia en el recinto, se les comenzó a castigar con la pérdida del partido que se debía haber jugado.
Todo (a) futbolista, como deporte de alto riesgo se infiere, es susceptible a sufrir lesiones de diversa gravedad, desde contracturas o desgarros hasta lesiones óseas de diversos tipos (luxaciones, esguinces, fracturas), traumatismos cráneo encefálicos o roturas articulares de ligamentos o tendones. Sin embargo, se ha hecho común en los últimos tiempos que aparezcan otros tipos de lesiones que van asociadas, ya sea a una mayor carga física o condiciones climáticas extremas. Esto explica porque han surgido un mayor número de convulsiones y desvanecimientos en los deportistas, y el porqué de la presencia, en ellos, de problemas cardiacos y respiratorios que no han sido advertidos ni diagnosticados previamente.
Hace unos años tuvimos que lamentar las muertes de futbolistas de elite como el seleccionado camerunés Marc Vivien Foe, el húngaro Miklos Feher (Benfica), el español Antonio Puerta (Sevilla), el italiano Pier Paolo Morosini (Livorno) o el uruguayo José María Izquierdo (Nacional), futbolistas de alto rendimiento que fallecieron mientras disputaban un partido en plena cancha, debido a problemas de salud no diagnosticados y/o tratados con antelación. En Chile, dos jugadores fallecieron mientras disputaban un partido de fútbol, el pudahuelino Carlos Barra, jugador de Maipo Quilicura de la Segunda División quien dejó de existir en el 2014 por un paro cardiorrespiratorio mientras disputaba un amistoso ante Palestino; y el portero de la serie sub-17 de Unión Española, Manuel Mondaca, quien falleció a causa de un edema pulmonar agudo en el año 2003.
El fútbol en Chile ya no es solo una actividad deportiva. Al poseer el status de profesional, el fútbol, de igual manera, pasó a ser una actividad laboral y, por lo tanto, está regido bajo leyes laborales contenidas en el Código del Trabajo. Es por esto que cualquier situación que afecte la salud de un futbolista, llámese accidente o lesión, cae bajo la instancia de un “accidente laboral”.
Se reconoce como accidente laboral toda lesión que sufre una persona a causa o con ocasión de un trabajo y que le provoca condiciones de incapacidad o muerte, como una lesión grave, invalidez, enfermedad crónica o el mismo fallecimiento. Dichos accidentes laborales pueden ocurrir dentro de su jornada laboral (a causa de) o fuera de ésta (con ocasión de), en este último caso ya sea en su horario de colación o en su trayecto directo (desde su casa a su trabajo o viceversa), según lo que señala el Capítulo II del Compendio de Normas del Seguro Social de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales.
Al poseer el o la futbolista el rótulo de “trabajador” al pertenecer a un ámbito profesional, tiene una serie de derechos que deben ser debidamente resguardados desde el momento en que se establece un vínculo contractual. Uno de ellos es el derecho a la salud y a la integridad física, por lo cual toda empresa o institución debe velar por su protección y su bienestar. Igualmente, es deber de todo sindicato (SIFUP, por ejemplo), agrupación (ANJUFF, ídem) o comité paritario, velar por la seguridad de sus trabajadores para que se resguarde su trabajo en condiciones que no afecten su capacidad física y mental. En el caso de un o una futbolista, se debe velar no solo porque dispongan de una indumentaria o implementación adecuada para poder llevar a cabo su actividad deportiva, sino también porque tanto ellas como ellos cuenten con el debido tratamiento médico, kinesiológico y psicológico en el caso de que ellos hayan sufrido un accidente que merme sus capacidades laborales.
Natsumy Millones es una excelente futbolista, talentosa, virtuosa con el balón, con enormes capacidades técnicas, en síntesis, es una de las esperanzas del futuro del fútbol femenino chileno. Pero antes que todo esto es un ser humano, y como tal, se debe velar por resguardar su salud y proteger su integralidad. El ambiente que rodea a nuestro balompié jugado por mujeres se remeció por la noticia de su delicado estado de salud, y logró unirse en torno a la oración, la espiritualidad y los pensamientos positivos.
Todas y todos deseamos su pronta recuperación, todas y todos abrazamos a sus familiares y compañeras de equipo, pero, sin duda alguna, lo de Natsumy es una manifiesta clarinada de alerta para que podamos percibir a un o una deportista como un todo, como un ser en su esencia y en su existencia y, dentro de aquel ser humano inmerso en un posmodernismo vertiginoso, su salud y su integridad cobran vital importancia.
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