El dato inédito del Medellín antes de los cuadrangulares | OneFootball

¡Parce, esto es histórico! Desde que se inventaron los torneos cortos en Colombia, el Poderoso nunca se había metido a los cuadrangulares entrando de octavo. Sí, leíste bien: ¡nunca! Pero como somos un equipo de aguante, de esos que no se rajan ni cuando la tabla aprieta, acá estamos… ¡otra vez en la pelea por la estrella!

Entramos raspando, con la uña, como cuando uno le pega al balón con la punta del guayo y ese hijuemadre entra pidiendo permiso. Pero entramos, hermano. Y ahora, que se agarren los que vienen, porque el rojo está de vuelta en modo gladiador, con la sangre caliente y el alma lista pa’ dejarlo todo en la cancha.

Nos tocan tres bravos, sí, no lo vamos a negar. América, Junior y Tolima. Tres equipos que han sido protagonistas en los últimos años. Pero ojo, no se confundan: acá nadie se asusta. Nosotros sabemos lo que pesa este escudo, lo que representa ponerse esta camiseta en el pecho. ¡Y si hay que guerrearla, pues se guerreaaaaa!

Este grupo de jugadores ya sabe lo que es sudarla hasta el último minuto. Han sido criticados, apretados, señalados… pero también han sabido responder cuando más se necesita. Y si llegaron hasta aquí, no fue por suerte, fue por carácter. Por eso, ahora más que nunca, hay que rodearlos con toda la energía positiva, con esa vibra bacana que solo la hinchada del Medellín sabe dar.

Parce, soñar no cuesta nada, pero con el DIM soñar se siente distinto. Se siente con pasión, con berraquera, con ese calorcito en el pecho cuando suena el himno y vos sabés que vas a alentar 90 minutos sin parar. Porque el rojo no es solo un equipo, es un sentimiento que no se explica, se vive.

Así que preparate, que vienen partidos de esos que te ponen a gritar, a reír, a llorar y a abrazar al del lado aunque no lo conozcas. Porque cuando el Poderoso juega los cuadrangulares, Medellín late distinto. Y esta vez no es la excepción… es la oportunidad de hacer historia desde el lugar menos pensado: el octavo.

Vamos con toda, mi gente. ¡Nada está escrito! El DIM ya demostró que no necesita entrar de primero pa’ soñar en grande. Así que vos también subite al bus de la fe, al tren de la ilusión, al barco del aguante. Porque si esto empieza siendo inédito, imaginate cómo puede terminar… ¡Vamos Poderoso, que esto apenas comienza!