OhNacional
·19 mai 2025
Parce, ¿Recuerdan la noche épica del 19 de mayo del 2016?

OhNacional
·19 mai 2025
¡Parce, qué noche la del 19 de mayo del 2016! Hoy hace 9 años, el Atanasio se volvió un volcán de emociones, de esos que uno no olvida jamás. Era cuartos de final de la Libertadores y teníamos al frente a un rival durísimo: Rosario Central. La ida en Argentina no fue fácil, pero en Medellín la historia sería otra, porque cuando Nacional se lo propone, la historia se escribe con corazón verde.
Ese día, el ambiente estaba encendido desde temprano. El pueblo verdolaga llenó el estadio como siempre, con banderas, cánticos, y ese amor incondicional que no entiende de distancias ni de marcadores adversos. Sabíamos que remontar no era imposible, porque con Nacional nada es imposible, y menos en casa, donde el alma del equipo se alimenta del aliento de su gente.
El partido fue una montaña rusa, parce. Empezamos ganando con gol de Macnelly, pero Rosario nos puso a sudar con ese penal que nos dejó contra las cuerdas. En ese momento, muchos pudieron dudar, pero nosotros no. Este escudo ha demostrado mil veces que cuando más oscuro parece todo, siempre aparece la luz. Y esa luz tenía nombre y apellido: Alejandro Guerra y Orlando Berrío.
El “Lobo” nos devolvió la esperanza con ese gol lleno de garra, y el Atanasio volvió a rugir. Pero el destino tenía reservado un capítulo más, uno de esos que quedan tatuados en la memoria del hincha. Tiempo extra, el corazón palpitando a mil, y Berrío con su potencia de siempre, disparó, ¡y golazo! ¡Gooooool, parce! ¡Nos abrazamos con el alma, lloramos con el alma! El Atanasio se vino abajo.
Con ese gol, no solo ganamos el partido. Con ese gol nos metimos en las semifinales, parcero. Fue una noche mágica, llena de esa mística que solo Nacional tiene. De esas en las que uno siente que el alma verdolaga trasciende las tribunas, se mete a la cancha, y juega con los once. Reinaldo Rueda, un capo total, lideró ese grupo con sabiduría y humildad, y nos llevó a lo más alto.
Esa remontada no fue solo fútbol, fue un mensaje: nunca se da por perdido lo que se juega con el corazón. Fue unión, fue pasión, fue entrega total. Y sí, fue también el inicio de una gesta inolvidable que terminó con Nacional levantando la Copa Libertadores por segunda vez en su historia. Ese 19 de mayo quedó grabado en letras doradas en nuestro corazón verde.
Así que hoy, 9 años después, lo recordamos con la piel erizada, con la garganta llena de gritos ahogados y con el pecho inflado de orgullo. Porque ser del Verde es eso, parce: vivir momentos eternos, sufrir y gozar con la misma intensidad. Gracias, Nacional, por darnos una noche que no se olvida nunca. ¡Vamos Verdolaga, siempre juntos!