Columna: No 𝑠𝑜𝑖𝑠 hombres máquina (por @NachoJOsorio1) | OneFootball

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·17 Oktober 2024

Columna: No 𝑠𝑜𝑖𝑠 hombres máquina (por @NachoJOsorio1)

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Por Ignacio Osorio

El día lunes la FIFPro, o Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (el sindicato mundial de futbolistas) junto a las principales ligas europeas demandaron a la máxima entidad del fútbol mundial, la FIFA. La razón de la disputa es clara: la distribución de los partidos y la organización de los calendarios, cuyo abultado régimen no está siendo saludable ni física, ni psicológicamente para los jugadores. Esto no es algo nuevo, ya que jugadores como Rodri Hernández, volante insigne del Manchester City y la Selección Español, o el exvolante del Real Madrid y la Selección Alemana, el retirado Tony Kroos, entre otros futbolistas, se refirieron negativamente cómo la Fifa y sus adyacentes asociaciones a nivel continental estaban llevando la planificación y el desarrollo de los campeonatos, perjudicando y sobreacumulando a los futbolistas de una cantidad excesiva de encuentros por temporada, los cuales, en promedio, podían alcanzar en algunos casos los 70 a 80 encuentros, presentándose desde hace un tiempo una fuerte sobrecarga física y psicológica en quienes son los verdaderos protagonistas de este deporte.


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Esta demanda no es más que la oficialización y canalización de un malestar importante, es la determinación en una situación que, en caso de pasar mayores, podía terminar – prácticamente- de un día para otro con todo o la mayor parte del fútbol mundial en paro, entorpeciendo no solo planificaciones, contratos de jugadores y todo tipo de marcas asociadas, sino también la imagen de un deporte que debe, entre otras cosas, ser un faro de cierta corrección en cuanto a la bandera de los derechos laborales, esto debido a la importancia sociocultural del mismo.

Hace un tiempo, el sociólogo Cristóbal Rodríguez me mencionó que al fútbol le hacía falta cierto socialismo, esto en relación a la organización y equidad en cómo el poder maneja los hilos de un deporte, y sobre todo de una industria, que genera miles de millones y que si bien en muchos casos era bien remunerado, al mismo tiempo su carácter lúdico y de esparcimiento hacían olvidar que, por muy juego que sea, al final del día quienes hacen que esta máquina funciones y genere no solo los millones de dólares que genera semanal, mensual y anualmente, sino también su impacto en influencia, son trabajadores y personas como cualquier otra, y que por muchos ceros que lleven sus salarios, no deben quedar relegados otros aspectos del quehacer laboral en desmedro de esos millones.

En buena hora los jugadores están buscando una instancia de negociación sindical que les permita, como a cualquier mortal, tener mejores condiciones laborales desde lo económico, sino también desde el trato, tiempos con la familia, cantidad de horas de viaje, carga laboral o de horas en cancha. Como diría el actor británico de cine mudo, Charles Chaplin, en su famosa película El Gran Dictador (1940) ¡No soy hombres (ni jugadores) máquinas!

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