
La Galerna
·7 Mei 2025
Despierta, Madrid

La Galerna
·7 Mei 2025
Creer cuando nadie confía. Mantener la ilusión en lo improbable. Abonarse a lo imposible. Esto, que no son frases hechas, sino los rasgos de un ADN, parecen olvidados en la semana más importante para el Real Madrid de la temporada. Fuera de la Champions y segundo en la Copa, la lucha por la Liga está a golpe de un asalto a Montjuic, pero la atención se centra en cuándo anunciará Ancelotti su salida. Desolador.
Es cierto que el Madrid no ha encontrado un juego fiable en toda la temporada, que su vulnerabilidad le hace terminar casi todos los partidos colgado del larguero, que la fortuna se ha burlado hasta extremos insospechados de la mala planificación de la plantilla, que el Barcelona ha ganado los tres partidos que se ha cruzado con los blancos… pero qué pronto se olvida que el único equipo capaz de bailar cuando pende de un alambre reside en Chamartín.
Qué pronto se olvida que el único equipo capaz de bailar cuando pende de un alambre reside en Chamartín
Desconozco si más que un clavo ardiendo el Madrid necesita una ferretería en llamas, pero resulta casi indecente que a estas alturas el derrotismo haya ahogado ese pálpito irracional que siempre guía y conjura las míticas remontadas blancas. Y no será por lo inédito de la dificultad de la empresa. Recuerden —y si no les hago un breve resumen— la maravillosa Liga 06/07.
Con Fabio Capello a los mandos y los escándalos en el escaparate (salida de Ronaldo, Beckham apartado, Emerson negándose a jugar en el Bernabéu), nadie confiaba en el título hasta la visita al Camp Nou. Allí, un 3-3 injusto con la imagen del equipo, que sacó todo el orgullo y la casta que exige el escudo, comenzó una remontada que terminó con el título de Liga más meritorio de la historia.
El madridista no pide a estas alturas un clon de Juanito o Camacho, pero tampoco es de recibo no dar señales de estar en disposición de luchar hasta el final. Despierta, Madrid
Me recordaba Isidoro San José hace unas fechas en los micrófonos de EsRadio que para que se produzca el fenómeno de la fe, los primeros que han de dar el paso son los propios jugadores. Y qué razón tenía. Si analizamos lo sucedido (o lo no sucedido) contra el Arsenal, veremos que todo partió de la afición, que los futbolistas en realidad no dieron la sensación de creérselo nunca. Resulta obvio que el madridista no pide a estas alturas un clon de Juanito o Camacho, pero tampoco es de recibo no dar señales de estar en disposición de luchar hasta el final. Despierta, Madrid.
Getty Images