Nacional Es Pasión
·27 Mei 2025
FIN DEL INVICTO, COMIENZA LA VERDADERA LIGA

Nacional Es Pasión
·27 Mei 2025
Por: Juan Felipe Velásquez.
Atlético Nacional cerró la fase del Todos contra Todos de la Liga BetPlay I-2025 con una derrota que deja mucho más que un mal sabor de boca. En una tarde gris en el Atanasio Girardot, el equipo verdolaga cayó 2-3 ante Junior de Barranquilla, en un partido que parecía decisivo para mantener la ilusión de terminar líder y quedarse con el punto invisible. Pero más allá de la caída en la tabla —del primer al quinto lugar en solo dos fechas—, lo que realmente duele es el fin de un invicto histórico de 28 partidos como local.
Desde el 30 de julio de 2024, cuando cayó ante La Equidad, Nacional no perdía en casa. Casi un año invicto en el Atanasio: 21 triunfos, 7 empates, una racha que hablaba del respeto que imponía jugar en Medellín. Esa fortaleza se vino abajo ante un Junior que fue inteligente, rápido y contundente, que se fue al descanso con dos goles de ventaja y supo administrar el resultado en la segunda parte, incluso con el empuje tardío del local.
Los goles de Guillermo Paiva, Jordan Barrera y Cristian Báez dejaron sin respuesta a una defensa desordenada y a un medio campo superado por momentos. Los tantos de Billy Arce y Kevin Viveros maquillaron el resultado, pero no alcanzaron a revertir la historia. El Atanasio se quedó en silencio. No fue una derrota cualquiera: fue un sacudón que obliga a Nacional a mirarse al espejo.
Y el espejo no miente: Nacional viene en declive. De liderar buena parte del torneo con autoridad y confianza, pasó a cerrar con dos derrotas consecutivas, dejando escapar el liderato, el punto invisible y una sensación de estabilidad que ya no existe. El uso de la nómina titular ante Junior fue un intento claro de asegurar ese primer lugar. Se perdió el partido, se perdió el premio, y se perdió además el descanso que hubiera sido clave para encarar lo que viene: el crucial duelo de Copa Libertadores esta semana en Montevideo frente a Nacional de Uruguay.
El golpe es físico, pero también emocional. A eso se suma un dato preocupante: Atlético Nacional lleva ocho partidos sin vencer a Junior de Barranquilla. Ni en Liga, ni en Copa. Ni en casa, ni fuera. No le gana desde el 15 de junio de 2022. El historial reciente con los tiburones es abrumador: cinco derrotas (una por resolución de Dimayor) y tres empates. Un karma moderno que ya no puede ser ignorado.
Pero más allá de los números y las estadísticas, el verdadero interrogante está en la identidad del equipo. Porque este Nacional ha sido un equipo de dos caras. Por momentos juega como el mejor del país, dominante, intenso, vertical. Y en otros, como ante Águilas Doradas o Junior, se le nota dubitativo, espeso, sin claridad en el juego ni contundencia en las áreas. El problema no es la falta de talento: el problema es la inconsistencia.
Ahora, con los cuadrangulares definidos, comienza la verdadera liga. Nacional compartirá grupo con Millonarios, Santa Fe y Once Caldas. Tres equipos tradicionales, difíciles, con historia y presente competitivo. Ya no hay margen para tropiezos ni espacio para excusas. Porque Nacional no es un equipo para participar, es un equipo para ganar. No sirve jugar bonito un día y apagarse al siguiente. No alcanza con golear a rivales menores si no se logra vencer a los grandes. Este club —por historia, por hinchada, por exigencia— tiene la misión de pelear siempre hasta el final, con jerarquía, con orgullo y con resultados.
La pregunta es una sola: ¿qué Nacional nos vamos a encontrar en las finales? ¿El Nacional brillante que arrolló al principio? ¿O el Nacional lento, sin ideas y sin alma que perdió en casa su invicto y su liderato?
El hincha está cansado de incertidumbres. Quiere respuestas. Quiere actitud. Quiere resultados. El equipo tiene todo para ser campeón: tiene figuras, tiene recambio, tiene gol, y tiene arco. Pero necesita lo más difícil de construir: carácter colectivo.
Este es el momento. No hay más margen. Nacional tiene que salir a los cuadrangulares con el cuchillo entre los dientes, con mentalidad ganadora y con una sola idea en mente: levantar la copa en junio. Porque en Medellín no se celebran rachas ni lideratos pasajeros. En Medellín se celebran títulos. Y para eso, Nacional debe volver a ser Nacional.