La ‘chispita’ Giuliano trae de vuelta el Cholismo | OneFootball

En cuanto Griezmann marcó el gol al Leganés, lo primero que hizo fue señalar a Giuliano, correr hacia el argentino y gritar «¡chispita!, ¡chispita!«. Y menuda verdad, Cholito prendió fuego al Metropolitano, puso el partido patas arriba y revolucionó un ataque que llevaba dormido varias jornadas.

Giuliano jugó media hora como carrilero derecho y superó con creces el nivel que vienen mostrando Molina, Riquelme o Lino. Cholito Simeone dejó tres jugadas que alto voltaje, con mucha intensidad, presión y con la calidad necesaria que se necesita en estos partidos de alto nivel. Dejó los nervios atrás y actuó justo en el momento que la jugada lo pedía.

La primera fue una irrupción de Giuliano por la derecha, Sorloth, que lo ve, abre a banda y el argentino, con solo dos toques, hace un pase perfecto con el interior de su bota hacia el segundo palo. Un regalo que sólo había que empujar hacia el interior de la portería… pero Lino no llegó, rozó el balón y se estrelló contra el palo.

El primer gol nace de sus botas. Con 0-1 en el marcador, Simeone recibe el balón fuera del área y, en vez de colgar el pelota al área pequeña, que es lo que solía hacer cuando estaba nervioso, esta vez levantó la cabeza, vio el desmarque de Witsel y le regaló un pase en profundidad perfecto para poder asistir a Sorloth. Así llegó el empate.

El segundo gol es puro Cholismo. El no dar un balón por perdido, correr como si fuera la última jugada, tirarse al suelo para salvar el esférico, correr hacia el área, ver que Antoine atacaba el primer palo y, otra vez con el interior, volver a regalar una asistencia de gol que suponían los tres puntos. Un golazo donde el protagonista fue Giuliano, que lo preparó, lo cocinó y se lo sirvió a Griezmann.

Pero el partidazo de Simeone no sólo fueron esas tres jugadas. Mejoró infinitamente a Molina, atacaba los espacios, en los centros laterales ofensivos ocupaba el sector derecho para aprovechar cualquier rechace de Sorloth, se desplazaba hacia el interior para dar libertad por banda a Julián Álvarez. Una madurez futbolística que es la que enamora a la afición del Atlético de Madrid.

Además, no todo fue atacar. Giuliano Simeone aprobó con nota en su faceta defensiva. Pese a su baja altura, luchó todos los balones aéreos, estuvo pendiente de hacer las coberturas a De Paul, Julián o las subidas de Witsel. Persiguió al extremo del Leganés en cada acción defensiva, lo llegó a desesperar, parecía un perro en busca de su pelota: si le regateaban, volvía. Si le regateaban de nuevo, volvía. Al final, Cholito recuperaba el balón o provocaba que un compañero se la quitase. Era maravilloso.

No sé si Giuliano está para ser titular o ser un revulsivo de lujo. Lo que sí sé es que el Atlético de Madrid necesita a jugadres como Simeone, como Gallagher, como Le Normand, Giménez, Galán, Julián Álvarez o Sorloth. Gente con ganas, con intensidad, que pelean cada balón, que tienen físico y que tienen hambre de demostrar su nivel al míster. El ‘Cholismo’ antes era esto, jugaba quien lo merecía. Esperemos que mañana ante el Lille el trabajo sea premiado, porque los franceses ya ganaron al Real Madrid y no van a venir a hacer turismo a la capital. Con Giuliano debe volver nuestro ansiado Cholismo.

Autor de la fotografía: Europa Press.