Offsider
·28 Januari 2025
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·28 Januari 2025
Los valores del rayismo no conciben con las dos actitudes vistas el domingo al término del partido entre el Rayo Vallecano y el Girona. La victoria de los franjirrojos sentó mal a un Míchel que no tuvo su día tanto en lo deportivo como en el saber estar. Nadie le va a guardar rencor ni se debe caer en un falso debate donde la comunidad de La Franja tiene que optar por disfrutar del resultado y no de un rifirrafe personal.
Tanto en el post de DAZN como en la rueda de prensa posterior, Míchel hizo referencia al tiempo de descuento que se disputó en Vallecas. Los seis minutos de añadido, que en total fueron ocho, fueron paralizados por Augusto Batalla. Una vez más, el arquero argentino está en el centro de la polémica por sus supuestas demoras cuando realiza paradas o tiene calambres en los minutos finales de un partido. Las palabras exactas fueron las siguientes: «Esas pérdidas de tiempo, que sé que son por parte de la directiva…es muy feo. Me joroban». Posteriormente, Raúl Martín Presa respondió de forma contundente: «Míchel puede decir misa. Yo si no he oído la rueda de prensa no sé qué puedo responder. He estado felicitando a los jugadores y me voy a casa. Los técnicos son los que llevan el equipo y los que deciden lo que se hace». Para concluir, preguntó de forma irónica si lo había dicho en español o en catalán.
Indudablemente, la leyenda del Rayo Vallecano se equivocó en airear cierta acusación. Primero, porque perfectamente, puede comentar esto al propio presidente y al propio portero en privado. Segundo, por ser una falta de respeto a un rival y al equipo tus amores. Cuando La Franja gana, está contenta y queda en la clasificación a un punto de Europa, debes unirte a la alegría con profesionalidad, sin olvidar que eres el entrenador del Girona. Se entendería las quejas si el conjunto de Montilivi hubiera sido mejor o hubiera tirado 30 veces a portería, pero no fue el caso.
Ahora bien, tampoco se puede crucificar a una persona que ha extendido el rayismo en estas últimas décadas allá por donde ha ido. Sin Míchel, quizás el Rayo Vallecano no sería lo que es hoy. Fue extraño, pero el mal perder como entrenador, le llegó por primera vez en su trayectoria en el escenario menos indicado. Por otra parte, Raúl Martín Presa tuvo una gran oportunidad para aplicar cordialidad en su respuesta. Sin embargo, una vez más echó unas colillas innecesarias que no aportan nada. Lamentablemente, con el fuego ya apagado, el debate de ambos salpicó a Íñigo Pérez. El técnico de La Franja se vio desborado por la situación: «No me siento cómodo. Este escenario de pararse, ruido, un minuto más… Entiendo su pesar». Cierto escenario obligó al entrenador franjirrojo a desmarcarse de lo que hacen algunos de sus futbolistas así como a dejar abierto si Presa y Cobeño incitan a estas pérdidas.
La polémica entre ambos viene de la temporada 2018-2019. Martín Presa decidió despedir a Míchel y prescindir de sus servicios. En un primer momento, la leyenda rayista denunció al presidente porque este último no estaba dispuesto a pagar el finiquito correspondiente. Míchel no tuvo otro camino que denunciar esta situación en el programa deportivo El Transistor y, asimismo, hacer lo mismo en el campo judicial: «No es el club, es la persona. Ellos querían que perdonara dinero, pero no lo hago porque yo no me quería ir». Finalmente, Presa reculó y accedió a pagar el dinero correspondiente al cuerpo técnico de aquella campaña.
Evidentemente, este hecho empañó la fiesta del rayismo. Augusto Batalla, Íñigo y el propio presidente han quedado señalados, aunque la intención fuera disparar el dardo a este último. Míchel quizás tenga razón, pero en esta ocasión, lo hizo en el marco equivocado. Anteriormente, cuando el Girona iba ganando por 0-1, Pau López también tuvo acciones reprochables con alguna que otra pérdida de tiempo. Este club es una familia y, por tanto, no merece una lucha de egos que suscite polémicas innecesarias en los próximos partidos de la entidad franjirroja. El rayismo tiene claro quién es Presa y quién es Míchel en el escalón de la historia de La Franja. Ahora bien, en esta ocasión los dos han estado a la misma altura, es decir, muy por debajo de lo que representan los valores del Rayo Vallecano.
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