¡Caos total! El Barcelona no traga y se niega a jugar el 27 de marzo | OneFootball

El partido aplazado entre el FC Barcelona y Osasuna, correspondiente a la jornada 27 de La Liga, está generando una gran polémica ante la nueva fecha fijada para su disputa. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha establecido el jueves 27 de marzo para jugar este encuentro, ignorando las demandas de los equipos. Sin embargo, esta decisión ha provocado la indignación de ambos clubes: Barcelona y Osasuna se oponen firmemente a esta fecha y han anunciado que presentarán un recurso ante el Comité Nacional de Segunda Instancia en el plazo de 48 horas.

Y no es para menos, la maniobra de la RFEF provocaría que el FC Barcelona tendría que jugar 3 partidos en 6 dias. Sin Raphinha ni Ronald  Araújo y con el resto de los internacionales azulgranas sin entrenar... ¿están intentando sabotear al Barça para impedir que pueda ganar la liga? Tanto Barça y Osasuna no aceptan jugar en esta fecha debido a la cercanía con la jornada siguiente, pues Osasuna visita San Mamés el viernes 28, menos de 24 horas después... esperpéntico. LaLiga podría tomar la decisión de mover el Barcelona-Girona a las 21h de la noche, pero ahí entraría en conflicto las operadoras de televisión.

El Barça tiene un calendario infernal

El 27 de marzo cae justo después de un parón internacional, que termina el 25 de marzo. El Barcelona tiene programado un partido de La Liga contra el Girona el 30 de marzo a las 16:15 de la tarde. Algunos jugadores clave, como Raphinha y Araujo, estarán con sus selecciones nacionales hasta el 25 o 26 de marzo, lo que significa que llegarían con muy poco descanso. Esta programación obligaría al Barcelona a jugar cinco partidos en aproximadamente 12 días:

Ambos clubes habían propuesto originalmente que el partido se jugara entre las jornadas 37 y 38 de La Liga, argumentando que esta opción "minimiza los conflictos con las convocatorias de jugadores a selecciones nacionales". El juez único de Competiciones Profesionales de la RFEF, José Alberto Peláez, justificó la decisión afirmando que el 27 de marzo es "la primera fecha en la que materialmente pueden disputarlo los dos contendientes".

Sin embargo, esta explicación no ha satisfecho a los clubes implicados. La situación se complica aún más considerando el apretado calendario del Barcelona, que podría verse afectado por su participación en la Copa del Rey y la Champions League. Dependiendo de su progreso en estas competiciones, las fechas alternativas podrían ser limitadas, llegando incluso a la posibilidad de jugar el partido el 21 de mayo, tres días antes de la última jornada de La Liga.

Este conflicto de programación pone de manifiesto los obstáculos a los que se enfrentan los clubes ante las autoridades del fútbol, incapaces de equilibrar las demandas de las competiciones nacionales e internacionales, así como los intereses de los diferentes equipos involucrados.