La Galerna
·4 gennaio 2025
La Galerna
·4 gennaio 2025
La historia es muy sencilla. Medina Cantalejo, discípulo aventajadísimo de Enríquez Negreira que pese a serlo rige el estamento arbitral junto a otros eximios negreiristas como Clos Gómez y Undiano Mallenco, estaba enfadado con Muñiz Ruiz por haber expulsado a Hansi Flick en el Villamarín, a su juicio injustamente. Se filtra un audio en el que Cantalejo (apodado Cantadelejos por el hedor de su adscripción negreira) explicita su disgusto. No es descartable que lo filtre el propio CTA para aplacar la ira de su cliente al respecto.
El hecho es que, generoso de espíritu, el dirigente arbitral del Rolex accedió a dar a Muñiz Ruiz una segunda oportunidad para redimirse, y le otorgó el videoarbitraje del Valencia-Real Madrid. El colegiado gallego no la desaprovecharía, aunque para desgracia del sistema sus acciones y omisiones durante el partido no serían suficientes para evitar la victoria del equipo de Ancelotti.
En un pésimo comienzo de partido del Madrid, marca el Valencia. La jugada viene precedida de una descarada falta de Yarek a Rodrygo. Soto Grado, en el campo, da gol. Muñiz Ruiz se abstiene de indicar a su compañero que debe revisar la jugada, dado que el tanto valencianista procede de una infracción. Ni una palabra de ello a Soto Grado. Podríamos tener la duda de que no han llegado las imágenes al VAR. Estando al frente del videoarbitraje la empresa cuyos destinos son regidos por un señor, Tatxo Benet, que a su vez es miembro del consejo de administración de una filial culé, no sería de extrañar. Sin embargo, esta vez el espectador recibe cumplida información, provista de imágenes, del inicio de la jugada, lo que nos hace pensar que Muñiz Ruiz también. Pero se abstiene.
Minutos después hay un penalti de manual de Tárrega a Vinícius. Es un penalti tonto (el balón ya se pierde por línea de fondo) pero claro, porque Tárrega desborda con mucho el concepto de carga legal. Puede ser que Soto Grado no lo vea en el césped, pero el hecho de que Muñiz Ruiz vuelva a abstenerse de indicar a su compañero que debería revisar la jugada en el monitor refrenda las sospechas derivadas de la jugada del párrafo anterior.
Es difícil pronunciarse sobre la necesidad de haber repetido el penalti que falla Bellingham. El CTA ha enmarronado tanto el panorama con circulares, destinadas a confundir a todo el mundo para incrementar su propia discrecionalidad, que es difícil saber si a día de hoy la doble infracción de Dimitrievski adelantándose y jugadores valencianistas invadiendo al área debería dar lugar a repetición. Pero lo sintomático es la rapidez con la que se reanuda el juego. Muñiz Ruiz está tan ocupado frotándose las manos ante el error de Bellingham que no necesita tiempo para estudiar la posibilidad de que el inglés deba tirar otra vez desde los once metros. Se inhibe de nuevo.
Y llega la jugada más polémica del encuentro. Mira que Muñiz se inhibió en todas las anteriores. Bueno, pues en esta, por fin, va a decidir intervenir.
El Madrid ha ganado, pero la denuncia debe estar en todo lo alto. No todos los días podrán la épica y/o un descomunal Bellingham ganar al CTA, que es el auténtico ejército desarmado de Cataluña que erróneamente quiso identificar Vázquez Montalbán
Tras una jugada de Vinícius, hay una provocación de Dimitrievski a la que reacciona Vinícius con un empujón/colleja, si cabe la figura. Es un acto de manifiesta irresponsabilidad de Vini, que debe controlarse por difícil que se lo pongan, pero no es expulsión en la vida. En el último encuentro de Champions ante el Leipzig, sin ir más lejos, Vini hace un gesto parecido, aunque esta vez de frente, con un futbolista alemán. Es incluso más feo, pero Vini no sería expulsado, mereciendo solo la amarilla. No ayer. No durante la vigilancia de Muñiz Ruiz, que en este caso, contraviniendo su actitud durante el resto del partido, decide hacerse notar para señalar a Soto Grado que debe acudir a la pantalla y considerar seriamente la expulsión del brasileño.
Se filtra además el audio de la conversaciones entre ambos. Muñiz arrastra al árbitro principal a la decisión de expulsar a Vini sin hacerle notar la previa provocación del portero. La jugada es eso: una mutua desconsideración que debería haberse saldado con doble amarilla. No en el libro del negreirismo.
Hemos pasado por alto el gol anulado a Mbappé, dando por buenas (?) las discutibles imágenes que nos ofrece el mencionado Tatxo Benet, socio de una filial culé. Tampoco hemos incluido en el recuento la gota malaya de decisiones perjudiciales al Madrid de Soto Grado a pie de campo, en un delirante despiporre de faltas erradas y tarjetas valencianistas condonadas.
El Madrid ha ganado, pero la denuncia debe estar en todo lo alto. No todos los días podrán la épica y/o un descomunal Bellingham ganar al CTA, que es el auténtico ejército desarmado de Cataluña que erróneamente quiso identificar Vázquez Montalbán.
Getty Images.