Revista MadridistaReal
·25 febbraio 2025
Modric, el regalo inagotable que el fútbol nos sigue dando
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Revista MadridistaReal
·25 febbraio 2025
El fútbol es un arte efímero, una chispa que brilla con intensidad pero que rara vez perdura más allá de los años de plenitud física. Sin embargo, hay excepciones, y Luka Modric es la más deslumbrante de todas. A sus 39 años, el croata sigue escribiendo páginas doradas en la historia del Real Madrid, como un manuscrito que se niega a cerrarse, resistiendo el paso del tiempo con una elegancia inigualable.
Si el fútbol fuese un regalo, Modric sería un obsequio eterno, una joya que, en lugar de desgastarse, se pule con cada temporada. En un mundo donde las leyendas se desvanecen y el ocaso se precipita sobre los grandes nombres, el «10» del Real Madrid sigue siendo la batuta que dirige la sinfonía blanca cuando Ancelotti le da la oportunidad de tener minutos en el terreno de juego. No hay crepúsculo en su juego, sino una aurora perpetua que ilumina el centro del campo con pases milimétricos, regates de seda y una visión de juego que desafía cualquier noción de desgaste.
En comparación, la edad ha sido cruel con otros ilustres mediocampistas de su generación. Xavi Hernández, arquitecto del FC Barcelona, optó por un retiro anticipado en Catar, donde jugó desde los 35 hasta los 39, alejado de la élite europea. Andrés Iniesta, aquel mago de la sutileza, encontró refugio en Japón a los 34 y, aunque su talento nunca se apagó, se despidió del fútbol profesional a los 39 años sin estar en el centro de la gran competencia.
Luka Modric, en cambio, sigue siendo un gladiador en la arena más exigente, portando la camiseta del club más laureado del mundo y cosechando títulos como si el tiempo no tuviera poder sobre él.
Hace unos días, volvió a demostrar su inmortalidad futbolística. En un partido donde muchos habrían esperado verlo como un actor secundario, Modric hizo de protagonista, anotando, asistiendo y dominando el ritmo del juego con la maestría de siempre. Su fútbol no es solo longevidad, es trascendencia. Su presencia en el Real Madrid no es por nostalgia ni sentimentalismo, sino por pura meritocracia.
Compararlo con Xavi e Iniesta es una injusticia para él. Mientras ellos hallaron refugio en ligas menos exigentes en sus últimos años, Modric sigue luchando en la cumbre, enfrentándose a los mejores en una liga y un club de loa más exigentes del panórama futbolístico, aunque no con la misma energía de siempre. Su fútbol es un regalo que el tiempo no ha podido arrebatar, una obra maestra en movimiento que desafía la lógica del envejecimiento. Y mientras siga sobre el césped, el fútbol seguirá disfrutando de uno de sus más grandes tesoros.