Offsider
·23 gennaio 2025
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·23 gennaio 2025
La noche de ayer no fue una cualquiera, el París se jugaba clasificar a la siguiente fase de la Champions League, y a pesar de ir por debajo del marcador hasta el minuto 60’, los futbolistas del PSG se impusieron en todo momento ante un coloso como el Manchester City. Obligaron a que una camarada de Guardiola tuviese que defender más tiempo del que atacaba, los jugones del City brillaron por su ausencia, en cambio destacó el talento parisino y el trabajo de un técnico que cada vez más se va asentando en la ciudad de la luz.
La victoria era lo que más urgía, pero no contento con los tres puntos, los del entrenador español, dieron a los Sky Blues su propia medicina, dar un recital futbolístico. Quien piense que no ha cambiado nada en la filosofía del Paris Saint Germain desde la llegada del de Gijón se equivoca mucho. Las estrellas, afuera, los individualistas, adiós, los jugadores de equipo, dentro, los talentos mundiales, bienvenidos y así ha sido como Luis Enrique ha puesto orden en un vestuario que parecía un cajón de sastre.
Ahora no hay un Mbappé porque el Kylian es la plantilla y esto hace que el PSG sea un conjunto a tener en cuenta. Como en toda reconstrucción se necesita un tiempo. Cambiar la rutina a unos jugadores que estaban acostumbrados a jugar para brillar ellos y no el colectivo cuesta mucho tiempo. Pero con un maestro como el asturiano, las cosas se pueden acelerar más.
La renovación de la plantilla era necesaria, no podías seguir con jugadores que tuviesen ya unas cuantas primaveras a sus espaldas. El banquillo parisino ve con mejor ojo los jugadores jóvenes y con ganas de dejar huella en el deporte rey. Joao Neves (20), Barcola (22), Doué (19), Zaïre-Emery (18) o Vitinha (24), han asumido el timón de un barco que cada año pinchaba en medio del mar.
El mediocampo de Luís Enrique es único. Para empezar Neves es el corrector, el motor y el que le da sentido al juego, el reciente fichaje es indispensable. Vitinha pone su creatividad y su lectura de juego para hacer peligrosos los ataques parisinos. Y por último Zaïre-Emery o Fabián hacen un trabajo que muchas veces no se ve. Gran parte de la victoria de ayer fue gracias a los futbolistas del centro del campo.
Con la baja de Mbappé, es normal que el ataque galo no sea tan apabullante, pero sin él también están dando de que hablar. Ayer, Barcola demostró al Parque de los Príncipes que ese carril izquierdo tiene nombre y apellido. Sin un nueve, Dembélé es el que mejor interpreta jugar por dentro, su velocidad y su habilidad le permiten brillar en cualquier posición de arriba. Y el que acaba de componer este tridente es el joven francés que está dejando a todo el mundo con la boca abierta, Doué, un demonio con el balón que hace lo que quiere con su perseguidor.