Dosis Futbolera
·09 de maio de 2025
Cicatrices de Milán, ambición de clásico

Dosis Futbolera
·09 de maio de 2025
El Barça arrastra el dolor de la Champions, pero une fuerzas en una comida de conjura para encarar el duelo ante el Real Madrid, donde una victoria puede sentenciar el campeonato.
La eliminación del Barça en Milán ante el Inter sigue siendo una herida abierta en el vestuario, difícil de ignorar incluso si el equipo conquista Liga, Copa y Supercopa. Aunque tres títulos serían un éxito rotundo, la plantilla no puede evitar pensar en la final de Múnich que se escapó, un golpe que ha dejado secuelas emocionales. El cuerpo técnico, consciente del impacto, ha trabajado contrarreloj para mentalizar a los jugadores de cara al crucial clásico contra el Real Madrid, un partido que puede definir el esfuerzo de toda la temporada. No hay pesimismo, pero sí urgencia: una derrota podría dar alas al eterno rival y convertir las últimas jornadas en una lucha encarnizada.
El presidente Joan Laporta, más allá de sus críticas arbitrales, buscó con su aparición pública levantar el ánimo del grupo. Los jugadores reconocen estar agotados, tanto física como mentalmente, tras el varapalo en el Giuseppe Meazza y un calendario extenuante de 13 partidos en 43 días, uno cada 3,3 días. La juventud del equipo, con Lamine Yamal como ejemplo de resiliencia, es un punto de esperanza. El joven talento expresó en redes su compromiso: «Lo hemos dado todo. Este año no ha podido ser, pero volveremos. No pararemos hasta poner al Barça en lo más alto. El domingo es otra final, ¡Visca el Barça!«. Para reforzar la unión, el equipo celebró una comida de conjura en la Ciutat Esportiva Joan Gamper, con el objetivo de pasar página y encarar el duelo ante el Madrid con máxima intensidad.
Hansi Flick, pese a no quejarse públicamente, lidia con lesiones, jugadores sobrecargados, un banquillo limitado y un estilo de juego exigente que consume energías. Consciente de la fatiga, el técnico ha pedido un esfuerzo final a sus jugadores, un último alarde de solidaridad. Una victoria en el clásico prácticamente aseguraría la Liga, mientras que un empate mantendría la ventaja de cuatro puntos. El equipo coincide: el domingo es el momento de darlo todo y cerrar el campeonato. Sin especulaciones, el Barça mantendrá su esencia, pero priorizará la efectividad, el pragmatismo y una defensa férrea, especialmente en el balón parado. En este punto de la temporada, el resultado pesa más que el estilo. Ganar es lo primero, cueste lo que cueste.