VIP Deportivo
·01 de junho de 2025
El regreso del Arsenal Femenino: ¿fin de la hegemonía azulgrana?

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·01 de junho de 2025
El Arsenal Women escribió un nuevo capítulo en la historia del fútbol femenino europeo al imponerse 1-0 al FC Barcelona en la final de la UEFA Women’s Champions League la pasada semana.
El escenario fue Lisboa, en el Estadio José Alvalade, y el contexto no podía ser más simbólico: dieciocho años después de haber conquistado su primera Champions en 2007, el conjunto inglés volvió a reinar en Europa, ante un rival que parecía inquebrantable.
Lejos de haber sido un simple tropiezo del Barça, la final mostró cómo la preparación táctica, la lectura de partido y la solidez defensiva pueden desmontar incluso a los equipos más dominantes.
Aunque la final ya quedó atrás en el calendario, el análisis del partido y sus consecuencias siguen mereciendo titulares, sobre todo por lo que revela del momento que atraviesa el fútbol femenino de élite.
Pese a no partir como favorito, el Arsenal de Renée Slegers llegó al partido con una idea clara. La entrenadora neerlandesa, que asumió el banquillo a mitad de temporada tras la marcha de Jonas Eidevall, diseñó un plan que combinaba presión alta selectiva en la primera mitad con un bloque bajo ordenado en la segunda. La clave: evitar que el Barça conectara cómodamente su salida desde atrás y cortar el flujo creativo del medio campo.
Durante la primera parte, el conjunto inglés presionó cuando era necesario y logró desactivar a las principales generadoras de juego del equipo azulgrana. Ya en el segundo tiempo, con el Barça volcado al ataque (terminó el partido con 20 remates y 12 córneres), el Arsenal se cerró con eficacia. Leah Williamson comandó una defensa que apenas concedió ocasiones claras, con 14 despejes registrados.
El gol que definió el encuentro llegó en el minuto 75, en una transición perfecta: Beth Mead filtró un pase preciso para Stina Blackstenius, que acababa de entrar al campo y no falló en el mano a mano. Mientras tanto, las sustituciones del técnico azulgrana, Pere Romeu, resultaron conservadoras e ineficaces. Salma Paralluelo reemplazó a Claudia Pina en el 62’, y Brugts ingresó por Rolfö en el 78’, junto con el cambio obligado de Engen por la lesionada Mapi León. El equipo nunca encontró reacción.
El Arsenal fue, durante mucho tiempo, una de las instituciones más fuertes del fútbol femenino en Inglaterra y Europa. Antes de la creación de la Women’s Super League (WSL) en 2011, las Gunners habían ganado diez ligas consecutivas y continuaron su dominio con títulos también en la era moderna. Sin embargo, el crecimiento de otras ligas —especialmente la francesa, la alemana y la española— relegó al club londinense en la esfera internacional.
Su retorno a la élite ha sido fruto de una estrategia a largo plazo. El club apostó por una estructura sólida, incorporó talento joven con proyección y reforzó su plantilla con nombres clave. Esta temporada, por ejemplo, sumaron a Mariona Caldentey, una de las ex figuras del Barça, que aportó experiencia y conocimiento del rival.
La llegada de Slegers revitalizó el equipo. En pocos meses consiguió dar cohesión a un vestuario que mezcla veteranía —como la capitana Kim Little, Steph Catley o la propia Mead— con jugadoras emergentes como Alessia Russo o Frida Maanum. Su capacidad para leer partidos quedó demostrada en las rondas previas: el Arsenal remontó una desventaja de dos goles ante el Real Madrid y superó al Lyon en semifinales, a pesar de haber perdido el partido de ida en casa.
Esta victoria no fue solo una sorpresa, sino una exhibición táctica impecable que interrumpió el ciclo hegemónico del Barça, que llegaba como campeón de Europa y favorito para alzarse con su cuarto título.
Para el FC Barcelona, esta derrota supuso mucho más que perder una final. Era la oportunidad de reafirmar su dominio en Europa, tras conquistar tres de las últimas cuatro ediciones (2021, 2023 y 2024). Llegaban como favoritas absolutas, con una plantilla repleta de talento y una identidad futbolística consolidada. Pero el plan no funcionó.
Al finalizar el encuentro, tanto Alexia Putellas como Aitana Bonmatí mostraron su desolación. “Estoy muy jodida. No me lo creo… pero esto es fútbol y tendremos que volver más fuertes”, declaró Aitana. Por su parte, Alexia lamentó que el equipo no estuvo “al nivel que se esperaba y no fue capaz de generar ocasiones”.
Este revés no implica necesariamente el fin de un ciclo, pero sí deja una advertencia. El fútbol femenino ya no se gana solo con calidad. La preparación, la flexibilidad táctica y la profundidad de banquillo marcan la diferencia. Y queda claro que los márgenes entre los grandes se están estrechando.
Imagen principal vía: Maja Hitij/Getty Images
Por: Odette González Villaescusa; pueden seguirme en X @odettegonzalezV y en LinkedIn.
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