Offsider
·31 de janeiro de 2025
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·31 de janeiro de 2025
«No me estáis haciendo muchas preguntas sobre el CD Leganés», afirmó un Íñigo Pérez sorprendido en rueda de prensa. De 17 minutos de duración, solo durante tres se habló sobre el conjunto pepinero. Porque el Rayo es un matagigantes, pero los de Borja Jiménez están compartiendo la apreciada etiqueta en la presente campaña. F.C. Barcelona, Athletic o Atlético de Madrid pueden dar fe de ello. El derbi de Madrid está en el sur y se encuentra en Butarque. La tendencia va en alza en la capital. Si La Liga hubiera empezado hace cinco jornadas, los franjirrojos ocuparían plaza Champions. Su rival, ocuparía puesto de Conference League.
El tiempo es efímero dicen muchas voces en nuestra sociedad. El aviso siempre queda en el olvido, como las personas en las lápidas. La experiencia queda en el ambiente, como las cenizas que se tiran al mar. Las desgracias quedan escritas en las paredes de los barrios pobres. Su gente, aunque pase por delante de las mismas, sigue cometiendo los mismos errores. Algo parecido ocurre en Vallecas. Después del triunfo ante el Girona, esa séptima plaza ha desvirtuado el objetivo principal de esta 24/25, es decir, la permanencia. Europa es un sueño, pero los pies deben seguir encadenados al suelo: «La ilusión es el paso, pero no podemos vivir de ilusiones. La realidad es, que con esta puntuación, no se ha salvado nadie. ¿Estamos cerca de Europa? Sí, pero no podemos estar con la mirada de la ilusión», alertó Íñigo Pérez ante los micrófonos.
Boom, boom. Los corazones bombean como los pájaros en primavera. La racha kilométrica en el viento rayista, está siendo difícil de medir. La euforia en el temporal puede ser soleada, pero cuidado, que cuando se viene de la lluvia, primero hay que saber secarse las heridas del pasado: «El año anterior fue muy difícil para todos, pero especialmente, para los jugadores. Venían de una nube y fue complicado». Parece mentira, pero muchos ya han prescrito la 23/24, con el peor registro goleador histórico en Primera División y con un bloque que fue salvado, en parte, porque Cádiz, Granada y Almería tiraron la toalla antes de salir a la lona. Prudencia.
«Es bueno mirar para arriba, pero no debemos equivocarnos ni un milímetro», advierte un Íñigo sonriente. El vértigo es tan relativo que por eso algunos se marean y otros son capaces de dibujar obras de arte desde las alturas. Hace unos meses, la cima estuvo a punto de sentenciar al técnico de La Franja. Su puesto estuvo en entredicho, aunque ahora se quiera ocultar como si de un caso de corrupción se tratara. ¿Quién le iba a decir que el Rayo Vallecano podría dormir en Europa hace unos meses si consigue el triunfo en Butarque?
Los chicos de Borja Jiménez son, probablemente, un caramelo envenenado. Vienen del fango, porque las vidas piratas no las pueden contar todos. Porque al igual que James Rodríguez no es necesario para el Rayo, tampoco lo fue Sebastién Haller para el C.D Leganés. Se vive de la humildad. Como decía Ska-P: «Romario no está, aquí no hay capital, pero nos da igual, aquí hay calidad y si no te gusta pues te vas, porque chaval, esto es Vallecas…» O Leganés. El fondo del mensaje es parecido: «Puede ser que nos hagan un escenario cerrado. Pero saben ir al hombre. Su entrenador está demostrando que, tácticamente, lee muy bien todos los partidos. Seguramente, nos haya preparado algo para nosotros».
Como reconoció Íñigo Pérez, el partido de la primera vuelta fue uno de los peores Rayo de la 24/25: «Respecto a la ida, fue el partido que menos me ha gustado de mi equipo. En el momento que hicimos el gol, no aprovechamos las inercias del CD Leganés. Supieron dar la vuelta y tenemos que estar en alerta. Tenemos que saber cuales son sus virtudes». Entre pausa y respuesta, temas como las palabras de James, la situación de RDT o el pique que tuvieron durante la semana Míchel y Raúl Martín Presa; opacaron una rueda de prensa que tuvo todo tinte menos el futbolístico. Como noticia positiva, Íñigo Pérez destacó que todo el mundo estará disponible, salvo Joni Montiel.
Con el sabor de la grandeza del último ascenso rayista, nadie puede olvidar aquella primera eliminatoria del playoff donde el Rayo Vallecano doblegó a los pepineros por un global de 1-5. En Butarque fue un 1-2 donde Sergio González se marcó en propia y Andrés Martín sentenció a pase de un Isi Palazón que fue el mejor de la tarde. Por suerte, ahora los espectadores podrán disfrutar de sus respectivos equipos, ya que aquella tarde del 6 de junio, el fútbol aún conservaba la pesadilla de la pandemia por el COVID-19, tejiendo un escenario prácticamente vacío. Sea lo que sea, el balompié madrileño está de brindis.