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La Colina de Nervión

·07 de outubro de 2024

Justa y Rufina, esto es Sevilla

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Vivir es un asunto muy peligroso, decía João Guimarães Rosa. Cierto, absolutamente cierto. Del conjunto de variables causales que intervienen en la muerte, la vida es la única cuya correlación con la canina es absoluta. Solo muere aquel que está vivo; los muertos y los no natos no pueden nunca morir. De esta obviedad no parecen haberse enterado ni los partidarios de la penalización del aborto, ni las criaturitas de La Palmera. Así se ha visto este fin de semana en el derbi sevillano entre el Sevilla Fútbol Club y el Real Betis.

El equipo nervionense está vivo, por eso puede vivir peligrosamente, tal como en estos últimos años. Pero aquellos que en ocasiones ven muertos, como el protagonista del film «El sexto sentido», son ellos los que en realidad lo están y no lo saben. Hablo de las criaturitas y de parte de la prensa deportiva sevillana y casi la totalidad de la madrileña. Dicen los psicoanalistas que la pregunta insistente que le ronda al obsesivo-compulsivo es: ¿estoy vivo? ¿Estoy muerto? Y esa es también la pregunta que tortura a una parte de la afición del Sevilla Fútbol Club que está atravesando una crisis de fe.


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Mi amigo Ángel, como joven converso, es ajeno a esas cavilaciones. Vino al Ramón Sánchez-Pizjuán y me acompañó porque se lo pedí. Sigue con su baraka particular que nos irradia a todos. En cuanto vio el maravilloso tifo de los Biris lo dijo: este es un partido con perspectiva de género, lo ganamos; las mujeres, como proclamó el poeta Louis Aragón, son el futuro del hombre. El derbi se había empezado a ganar desde que el “ingeniero”, presa de sus dos obsesiones históricas, Europa y el Sevilla Fútbol Club, dio la lista de convocados para Varsovia. Perderían los dos partidos. El miedo es muy mal consejero táctico.

En los primeros veinte minutos nos comimos a este equipo de excelsos (¿estuvo el argentino?) jugadores y hasta nos anularon un gol. Luego aparecieron los típicos errores de un “proyecto en construcción” (García Pimienta dixit) y apareció el noruego sereno para tapar agujeros. Estuvieron muy bien todos, pero notoriamente la pareja mágica Ejuke/Lukebakio. A estas horas de la noche, los laterales del palmerín siguen teniendo pesadillas con ellos. El penalti a favor del Sevilla Fútbol Club fue lo de menos, aunque llore Bellerín; la goleada debió ser mucho mayor. Hay equipo, hay futuro, hay proyecto, estamos vivos. El tifo de los Biris lo decía: estas son las protectoras de nuestra fe. En un lado Justa con nuestra bandera y en el otro Rufina con la palma del martirio. Se acabó la crisis de fe, espero.

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