Real Betis cae en su gran noche Europea ante el Chelsea | OneFootball

El Real Betis rozó la eternidad en el Tarczynski Arena, pero el destino le tenía preparada una lección cruel. El equipo de Manuel Pellegrini firmó un primer acto valiente y lleno de personalidad ante el Chelsea, llegó a soñar con el título gracias a un golazo de Abde y se ilusionó con una noche histórica. Sin embargo, el fútbol, en su forma más despiadada, lo despojó de todo con una remontada letal de los ‘Blues’, que acabaron imponiéndose 4-1 y levantando la Conference League 2025.

Durante 50 minutos, el Betis fue mejor. Tenía el balón, la presión alta funcionaba, y Abde Ezzalzouli huracán imparable por banda izquierda encendía los sueños béticos. A los 10 minutos, tras una recuperación de Fornals y una genialidad de Isco, el marroquí firmó un zurdazo ajustado que dejó sin reacción a Jørgensen. La grada explotó. El Betis se adelantaba y dominaba. Pero las finales exigen más que buen juego: exigen resistencia, físico y cabeza fría.

La lesión de Abde marcó un antes y un después. El Betis perdió chispa. El Chelsea olió la sangre. A partir del minuto 60, Cole Palmer tomó el control del partido. Primero, con un centro perfecto para el cabezazo de Enzo Fernández, que igualó el marcador con precisión clínica. Poco después, volvió a castigar por su costado para asistir a Nicolas Jackson, que firmó el 2-1 con frialdad. El Betis, ya sin fuerzas, no encontró reacción. El alma de Isco no bastó para sostener el sueño.

El golpe definitivo llegó en los pies de Jadon Sancho, tras un error defensivo que dejó al inglés mano a mano con Adrián. Su disparo a la escuadra fue sentencia. El cierre, simbólico y doloroso, lo escribió Moisés Caicedo con el cuarto gol en el 90′, coronando la remontada más cruel posible para los verdiblancos.

El Chelsea, campeón de Champions, Europa League y ahora Conference, hizo valer su jerarquía y profundidad de plantilla para completar el triplete histórico de títulos UEFA, algo que ningún otro club ha logrado. Pero el Betis se va con la frente alta. Jugó sin miedo, emocionó a su gente y demostró que su ambición europea no es un espejismo.

Para el Chelsea, Breslavia fue otra página gloriosa en su historia continental. Para el Betis, una herida abierta que con el tiempo podría convertirse en orgullo. El fútbol fue cruel, pero también fue justo con quien supo golpear cuando importaba. El Real Betis, mientras tanto, descubrió que puede competir, emocionar y estar a la altura. Y eso, a veces, es el primer paso hacia algo más grande.