IAM Noticias
·08 de novembro de 2024
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·08 de novembro de 2024
Vélez Sarsfield derrotó a Tigre 1-0, en el estadio José Amalfitani, cerrando la vigesimoprimera fecha del Torneo 2024 de la Liga Profesional. Con esta victoria, tras tres empates consecutivos, El Fortín conserva la punta en exclusividad.
Era fundamental para Vélez sumar los tres puntos, sobre todo por un factor anímico. Varios de los equipos con idénticas pretensiones de título habían ganado, inclusive Huracán le había equiparado el puntaje, y se hacían ilusiones con un traspié del firme líder.
Por eso una derrota, o un empate, hubiese conspirado contra la fortaleza emocional de Vélez y simultáneamente hubiera reforzado la mentalidad de sus perseguidores. Lo entendían y sabían los futbolistas locales, como quedó reflejado en ese círculo con todos abrazados y dando voces de arenga, segundos antes de empezar el partido.
A medida que empezó a rodar la pelota, Vélez pasó de la seguridad al nerviosismo. Salía bien desde el fondo, pero al llegar al área rival carecía de serenidad y de precisión. Pases errados, centros sin destino, decisiones apresuradas y erróneas a la hora de buscar el arco rival.
Tigre, que venía con cinco fechas sin perder, le complicó las cosas, achicándole los espacios, haciendo tiempo y siendo rápido y más decisivo las veces que se decidió a atacar. Tuvo, en el primer tiempo, una situación clarísima: un cabezazo de Nahuel Banegas que Valentín Gómez, en una salvada impresionante, despejó sobre la línea. Y también Tomás Marchiori tuvo una meritoria atajada ante un intento de Facundo Chucky Ferreyra.
El pésimo estado del campo de juego -consecuencia de un par de recitales después de la fuerte lluvia de hace dos semanas- fue otro escollo que afectó a Vélez. Ya en el segundo tiempo, se ocupó prácticamente sólo un sector de la cancha: la zona de ataque del local y defensiva del visitante.
Siguió careciendo de juego Vélez, pero le sobró personalidad y carácter para ir hacia adelante y buscar ese desnivel tan necesario. Creció con el ingreso de Elías Gomez -marginado ante Belgrano y Argentinos Juniors, por el insulto a Gustavo Quinteros cuando lo reemplazó en cancha de River- y se notó la importancia del lateral izquierdo en el equipo.
Además del exagerado castigo a un titular, se sumó el capricho del entrenador de dejarlo en el banco y hacerlo ingresar recién a los 15 minutos del segundo tiempo. Christian Ordoñez, uno de los mejores, fue el reemplazado. Con Gómez en cancha, Agustín Bouzat pasó al mediocampo y se estabilizó el andamiaje.
Seguía sin encontrar el camino, los centros no tenían precisión, el último toque era desatinado, fallaba la puntería, sin embargo el compromiso era enorme. Dos veces, Francisco Pizzini se relamió frente al arco y termino rematando defectuosamente y muy desviado, a Braian Romero perdió en un mano a mano con el arquero Felipe Zenobio.
Tigre no conseguía frenar esta presión ofensiva y pasó a exagerar con la pérdida de tiempo. Jugadores tirándose, demoras en las salidas desde el arco, infracciones reiteradas… Parecía que el empate también ofrecía recompensa…
Lo que no pudo por mérito propio, Vélez lo encontró por un error del rival. Thiago Fernández dibujó una gran jugada, sobre la izquierda, y tocó para Claudio Aquino, que tiró un centro y tuvo la fortuna a su favor para que la pelota se desviase en el pie derecho de Gian Nardelli y descolocase a Zenobio, a los 30 minutos.
Por buscarlo, por insistir, por su temple, el triunfo fue merecido. Es cierto que le faltó juego y claridad, pero El Fortín dejó bien en claro que la casa está en orden y que mantiene intacto su sueño de campeón.