La Galerna
·28 December 2024
La Galerna
·28 December 2024
Entregar a alguien un premio que lleva por título “Al mejor presidente de todos los tiempos” suena, de primeras, grandilocuente. Luego te quedas pensando en Florentino Pérez, y en otros posibles rivales para dicho galardón, y te das cuenta de que su único competidor potencial presidió el mismo club y no está entre nosotros desde 1978.
Si, por mucho que uno se esfuerce, no viene a la mente otro que pueda discutir a alguien un premio, ha de ser porque el premio procede y está bien dado. Florentino ganó en los Globe Soccer Awards esa distinción a toda su carrera como dirigente deportivo, y si uno pone en juego vectores como éxito deportivo, prestigio institucional, situación financiera y actuación filantrópica (a través de la Fundación), resulta imposible encontrarle un rival digno, o al menos uno que camine en el mundo de los vivos.
Cabe argüir que en capacidad visionaria, en intuición respecto al camino que podía tomar el balompié como espectáculo de masas, le supera D. Santiago, aunque solo sea porque inevitablemente ejerció esa capacidad por anticipado. El propio Florentino ha admitido siempre que su modelo es el gran patriarca de Almansa. Pero puede considerarse, sin temor a decir una locura, que aplicar las enseñanzas de D. Santiago en este siglo tiene más mérito que haberlas concebido a mediados del siglo pasado. Apúntese también en el haber del actual máximo mandatario blanco el giro de cintura estratégico que D. Santiago nunca dio: enfrentado a un contexto de competencia desleal por parte de los petroclubes, Pérez viró desde el fichaje de Balones de Oro presentes al de Balones de Oro futuros, con resultados tan estimulantes como los conocidos y con la salvedad de que ahora es mejor hablar de futuros The Best y Globe Soccer. El Balón de Oro ha caído en un desprestigio del que se ignora si logrará salir, mientras los otros dos certámenes, aun con cosas enormemente discutibles todavía, van ganando en prestigio.
si uno pone en juego vectores como éxito deportivo, prestigio institucional, situación financiera y actuación filantrópica (a través de la Fundación), resulta imposible encontrar un rival digno a florentino, o al menos uno que camine en el mundo de los vivos
En la propia gala de los Globe Soccer Awards vimos otras señales del éxito de la cintura estratégica de Florentino. El Madrid fue premiado como mejor club del año (fue agradable ver a José Ángel Sánchez representando al club al recogerlo), Carlo Ancelotti como mejor técnico, Courtois por su trayectoria como portero, Bellingham por partida doble (mejor centrocampista y Premio Maradona) y Vinícius, con doble galardón igualmente: mejor delantero del año y mejor jugador del año.
Los verdaderos premios son los colectivos (donde con 5 de 6 en el presente año y 6 de las últimas 10 Champions también se entra en el terreno de lo incontestable), pero el doble premio al brasileño plasma mejor que ningún otro el acierto en la aplicación de la estrategia. Te haces con una promesa brasileña desconocida para el aficionado común, y en pocos años se ha hartado de conducir al equipo al mayor de los éxitos y se corona como el mejor jugador del mundo. Es de no creer, si uno lo piensa con frialdad y algo de distancia.
Quien se llevó los titulares de la noche, no obstante, fue el mismísimo Cristiano Ronaldo, pero no tanto por recibir dos trofeos de muy desigual peso especifico (mejor goleador de Oriente Medio en esta temporada y mejor goleador de la historia del fútbol), sino por sus palabras en beneficio de Vinicius. Dijo sin cortapisas que Vini habría merecido el Balón de Oro, y que la concesión de este a Rodri (con todo el respeto para el excelente centrocampista) había sido un error. “Prefiero estos premios, son más honestos”, soltó el portugués, sin pelos en la lengua.
A partir de ese momento, ya hacia el final de la gala, hasta la presentadora, animada por Cristiano, se descocó. “Who needs a Balon d’Or?”, le soltó a Vinícius, cuando este subió al estrado a recoger el premio más importante de la noche. El 7 vikingo se encogió de hombros y replicó: “Si Cristiano dice que merecí aquello, y que merezco esto, debe ser verdad”.
CR, uno di noi. Y un amante de la verdad, además.
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